Him (Jikook)

EPILOGO

ACCIÓN DE GRACIAS 

JIMIN

—¡Park Theodore Ji min! ¡Suelta ahora mismo ese cuchillo!

Me congelo como una escultura de hielo mientras la madre de Jungkook se acerca a mí, con una mano en la cadera, la otra señalando el cuchillo de chef en mi mano.

—¿Quién te enseñó a cortar cebolla? —demanda.

—Umm... —Miro a Jeon Hye-jin a los ojos—. Bueno, esa en una pregunta trampa. Nadie me enseñó de por sí. Mis padres tienen una cocinera que va cuatro veces a la semana para preparar comidas y... espera, lo siento, ¿me llamaste Park Theodore?

Ondea la mano como si la pregunta fuese intranscendente.

—No sé tu segundo nombre así que tuve que inventarme uno. Porque, cielo, realmente necesitas que te llame por tu nombre completo por espachurrar esas pobres cebollas.

No puedo retener la risa que se escapa de mi boca. La madre de Jungkook es tan jodidamente increíble. Estoy mucho más relajado en su cocina de lo que esperaba. Jungkook y yo llegamos a California hace dos días, pero como tuve un partido la primera noche, Jungkook se fue a casa de sus padres mientras yo me quedé en el hotel con mis compañeros de equipo. Después de que el equipo aplastase a San Antonio, hice la rueda de prensa post-partido de siempre y después, ayer por la mañana me acerqué en auto a San Rafael para unirme a Jungkook y su familia.

La gran comida de festividad de hoy será la verdadera prueba de su aceptación. Ya he conocido a los padres de Jungkook y un hermano. Hasta ahora todo bien.

—Se necesita cortarlas en trozos pequeños —me explica Hye jin. Me golpea el trasero para que me aparte, luego toma mi lugar—. Siéntate en el mostrador. Puedes observar mientras corto. Toma notas si lo necesitas.

Le sonrío.

—Supongo que Jungkook no te contó lo mal que se me da la cocina, ¿no?

—Ciertamente no. —Me da una mirada severa—. Pero tendrás que aprender, porque no puedo pasarme todo el tiempo preocupándome de que mi bebé no está siendo alimentado allí en Siberia.

—Toronto —corrijo con un bufido—. Y estoy seguro de que puedes adivinar que es él quien me está alimentando.

Ahora que le temporada de hockey está en camino, la vida es increíblemente agitada.

El entrenamiento es brutal y nuestro horario es agotador. Aunque Jungkook es mi roca. Viene a todos mis partidos locales y cuando me arrastro agotado a casa desde el aeropuerto después de un partido fuera, me está esperando allí para masajearme los hombros, meterme comida por la garganta o follar hasta que no puedo ver claro.

Nuestro apartamento es mi lugar seguro, mi paraíso. Ni siquiera puedo creer que consideré intentar hacer mi sesión de novato sin él.

Es fácil averiguar de quién sacó ese gen maternal, porque su madre ha estado mimándome todo el día.

Otro resoplido suena desde la puerta y el padre de Jungkook entra en la cocina.

—Toronto —repite—. ¿Qué tipo de ciudad no tiene un equipo de fútbol? Explícamelo, Jimin.

—Tienen uno —señalo—. Los Argonauts.

Richard entrecierra los ojos.

—¿Es un equipo de la NFL?