Capítulo 1

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Sonaba la alarma una y otra vez, recordando me que debía levantar si no quería llegar tarde al primer día de clases. Tras unos instantes mirando el techo, decidí levantarme y comenzar a prepararme, cuando ya estaba vestida me senté en mi pequeño tocador para peinar mi larga melena morena en una cola de caballo bien alta, no me gustaba dejar mi pelo revuelto suelto, me miré en el espejo y mis grandes ojos verdes se clavaron en la cicatriz de mi clavícula, tuve un accidente de coche hace tres meses, en el que murió mi padre y yo resulté herida, un accidente que jamás podría olvidar, otro coche estuvo implicado, pero nunca supe quien iba en el ya que se dió a la fuga. Unos fuertes golpes en mi puerta me sacaron de mis pensamientos. 

-Aligera si no quieres llegar tarde - gritó mi hermana mayor desde el otro lado de la puerta. 

Cogí mi mochila, en ella metí algunos cuadernos y el estuche. Baje por las escaleras, a toda prisa, mientras intentaba ponerme los tenis. Cuando por fin conseguí ponerme los tenis, me dirigí a la cocina para prepararme un café, el olor a tortitas inundó mis fosas nasales, haciendo que de repente me entrara un hambre voraz. 

-Bien, ya estás levantada - dijo mi madre, Clarisa, mirándome sacando una tortita que se le estaba quemando - había pensado que empezarías bien el primer día de clases con un buen desayuno - dijo sonriendo y señalando las cosas que había preparado. 

-Gracias mamá - dije dándole un beso en la mejilla y cogiendo una tortita. Casi me ahogo con el desayuno cuando ví la hora que era, salí corriendo colgué la mochila sobre mi hombro y fuí hacía la puerta para emprender mi camino hacia el instituto. 

- ¿Quieres que te acerque? - me preguntó mi hermana, Emilia - me pilla de camino al hospital. 

- No gracias - dije cogiendo una tortita y llevandomela a la boca - he quedado con Álvaro para ir juntos - dije con la boca llena. 

- Bueno como quieras - dijo mi hermana encogiéndose de hombros. 

Miré el reloj de pared que teníamos en la cocina, para darme cuenta de que llegaba tarde (como de costumbre) me despedí de mi madre y mi hermana y corrí hacía la puerta para encontrarme con Álvaro que ya me esperaba fuera, apoyado en la barandilla del porche, no se dió cuenta de mi presencia hasta que aclaré mi garganta para sacarlo de sus pensamientos. 

-Ah, hola - dijo acercándose para darme un abrazo. 

- Hola - dije respondiendo a su abrazo - ¿estás bien? 

- Si, es que… - se quedó pensando, sacudió la cabeza y continuó - es que no me puedo creer lo rápido que ha pasado el verano. 

- Y que ya empezamos 1º de bachille - dije notablemente nerviosa, mientras comenzábamos a andar. 

- Preferiría no acordarme de eso - dijo soltando una risita. 

Álvaro era mi mejor amigo desde 5º, desde entonces eramos inseparables, era como mi hermano. Él no era mucho más alto que yo, su pelo era marrón y siempre lo llevaba revuelto, parecía que nunca se peinaba, y sus ojos eran color miel. Nunca había tenido novia, pese a que desde mi punto de vista era muy guapo. 

Seguimos hablando, hasta que cuando nos dimos cuenta ya estábamos enfrente de la gran puerta que daba la entrada al instituto. Nuestro instituto era bastante grande, ya que vivíamos en un pueblecito y solo había un instituto, el nuestro obviamente. Varios grupos de chicos esperaban a que abrieran la puerta, yo hablaba con Álvaro cuando se escuchó un ruido que captó mi atención, el rugir del motor de una moto y un chirrido de freno, me giré en dirección a la moto, para ver a un chico quitarse el casco, era rubio, tenía los ojos azules, era bastante alto, ERA UN MALDITO DIOS GRIEGO. 

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2021 ⏰

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