I. Interludio.

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Cuando el mitad albino despierta a causa de su alarma, apenas y está consciente de todas las sábanas sobre él.

El ruido desesperante de su celular aturde sus oídos por varios segundos y cuando finalmente decide levantarse, lo único que llega a su cabeza son los recuerdos borrosos del sueño que tuvo instantes atrás, la suave voz de su madre, su mano cálida en su mejilla y recuerdos borrosos de la historia que le contó hace años… Por mero instinto toca suavemente el collar que lleva en el cuello consigo siempre.

La mirada del chico se desvía hacia un lugar no muy lejano de su celular; en su buró de noche hay una postal que lleva meses evitando, la toma con su mano derecha y se pierde unos segundos observando la figura del dragón que tiene la postal como portada principal, instantes después la gira para ver los datos en ella:

Macao, China.

Con un suspiro, Shawn deja la postal en el buró de nueva cuenta y empieza su día oficialmente; se levanta de la cama y decide intentar ignorar todo lo que pasaba por su cabeza hacía unos instantes.

El rugido del motor del auto elegantemente caro que se estaciona frente a un igualmente elegante y caro edificio, es sencillamente ensordecedor de una manera que no es del todo molesta; hay un sonido fuerte que de pronto se convierte en un suave ronroneo por parte del automóvil en cuanto es apagado; un hombre bien vestido y con accesorios que costarían lo de 10 años de trabajo de una persona normal, baja del auto con elegancia y manteniendo el porte en todo momento.

El hombre se acomoda el reloj en su muñeca izquierda y sus lentes oscuros reflejan la luz del sol por un instante.

Un primer empleado se acerca a saludar de inmediato—Buenos días, sea bienvenido a-...

El hablar del empleado fue silenciado gracias a que el hombre de la alta sociedad lo calló con la sola acción de lanzarle las llaves de costoso auto en la cara y seguido de ello, se apartó, caminando desinteresadamente hacia la entrada.

—¿De nuevo intentando ser amable con clientes a los que no les importas a menos de que sea para quejarse de ti?

Shawn intenta fingir decepción mientras sujeta las llaves que recién le fueron lanzadas—Katsuki...—, murmura el mitad albino mientras observa a su amigo con el rabillo del ojo.

El rubio junto a él se queda en silencio varios segundos mientras observa con atención el coche que les fue encargado apenas unos instantes atrás.

—Mierda...—, murmura, ensimismado por la belleza del coche y en un instante reacciona apresuradamente quitándole las llaves a Shawn en un sólo movimiento—. ¡Yo conduzco!

Shawn frunce las cejas, preocupado y de inmediato detiene al contrario—¡Espera, Katsuki!

—¿Qué?—, pregunta el ojirubí cómo sí sus acciones fueran las más lógicas del mundo.

—¿Qué crees que haces?—, cuestiona Shawn.

—Conducir un súper auto último modelo—, responde el más bajo con tranquilidad—. ¡Duh!

Shouto se muestra serio:—Sabes que si dañas el coche tendrás que pagarlo con tu sueldo, el cuál, claramente no alcanzaría para pagar este auto.

Katsuki frunce las cejas, casi indignado:—¿Insinúas que no sé manejar un auto como este?

Shawn sonríe suavemente por mera costumbre de estar tanto tiempo con Katsuki:—Insinuo que-...

—¡Oh, vamos, sabes que prácticamente podría ser conductor de la Fórmula 1 si yo quisiera!—, masculla mientras aparta su brazo del agarre del más alto—. Ahora, vamos… Sube, te dejaré ser copiloto.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2021 ⏰

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Shouto y a leyenda de los diez anillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora