Capítulo 2 - El primer beso

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"El primer besó"

☀️Paloma

Estaba encerada. Cuatro malditas paredes me aprisionaban en una habitación grande y llena de lujos, pero estaba atrapada al fin de cuentas.

Grite y grite pero nadie vino. Mis manos comenzaron a doler de tanto estrellarse contra la puerta de madera cerrada con llave. Mis ojos ardían por las lágrimas, al igual que mi garganta. La noche comenzó a caer y con ella me tiré en el suelo en un ovillo mientras la oscuridad llegaba y con ella la soledad que sentía comenzaba a lograr que me picaran los brazos. Sentí unos pasos al otro lado de la puerta y con rapidez escondí un pedazo de vidrio atrás de mi espalda y esperé a que él abriera la puerta. Necesitaba escapar de este lugar, y de él.

Creó que para que entiendan todo debo comenzar por el comienzo, pero no se fíen. No soy muy confiable.

TEXAS, Beaumont                                                                                                               julio 05 del 1998

El frío se colaba por las paredes del orfanato por su diseño pobre y desgastado. Los dientes de algunos temblaban por el frío que sentía, frío que la ropa vieja y donada que recibíamos no nos mantenía del todo calientes. Envolví mis brazos alrededor de mi cuerpo, el abrigo de Greg me mantenía por completo caliente. Me lo regaló al igual que una que otra prenda cuándo dejó de quedarle. El suave abrigo de algodón a diferencia de la ropa que nos obsequiaban siempre, estaba en perfectas condiciones y aún conservaba un poco de su fragancia. Una sonrisa se formó en mi rostro, esté mismo abrigo usó cuándo lo conocí. Aún recuerdo la primera vez que lo vi, la mirada perdida, los labios rectos y sin habla, parecía demasiado triste. Aún no puedo creer que ya pasó un poco más cinco años de aquel día.

Saqué la tetera de la hornalla y luego acomode el juego de te en la bandeja. El juego de porcelana favorita de la madre Inés relucía por su limpieza. Tomé un poco de aire y levanté la bandeja con todos los instrumentos.

"No lo rompas"

Comencé a caminar por el largo pasillo que conduce directamente hasta la oficina de la madre superiora. En la pequeña y desgastada oficina se encontraban reunidas la mayoría de las monjas del orfanato, ya que la pequeña habitación era sólo un poco más caliente que el resto del orfanato. Golpee la puerta anunciando mi llegada y segundos después me adentre en la habitación, todas me miraron con una sonrisa cuándo ingrese. Estaban reunidas alrededor de la chimenea y la madre Inés, aunque quiso disimularlo comenzó a rezar al ser consciente de que traía su juego de te favorito.

Dejé la bandeja sobre la pequeña mesa y me senté a los pies de la madre Inés.

- Bien echo, mi solecito- Comenzó a acariciar mi cabello rubio. Generalmente en el día rompía una que otra traza en mi tarea diaria.

Una de las monjas, la madre Belén, comenzó a servir para todas una taza de te, a diferencia de todas, me negué.

- ¿Y la luna?- Preguntó la madre Rita refiriéndose a Greg.

Yo era más alegre y charlatana. Greg solitario y sólo hablaba cuándo estábamos solos. Debido a todo eso nos apodaron de aquella forma. Aunque el apodó sólo acertaba en nuestras personalidades, ya que, a diferencia de la luna y el sol, que nunca podían estar juntos, Greg y yo siempre estábamos unidos y nada nos separaría.

- Está terminando de despejar la nieve de la entrada.

La madre Inés miró la ventana y cuándo notó el frío que debía estar haciendo afuera e hizo una mueca de disgusto.

Vuelo Alto- EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora