De apellido Kim. Una chica alfa muy popular en la universidad.. sin ninguna complicación en la vida, tiene a su omega llamado Jungkook y unos muy buenos amigos que todos desearían tener.
Pero.. aquí hay algo malo, desde que cumplió los veinte años s...
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— ¡No puede ser! – gritó Taehyung con una rabia nunca antes vista por su hija, dejándola sin habla, incluso la asustó — ¿¡Desde cuándo!? ¡Dime! ¿¡Piensas cagar tu vida así!? ¡Recién cumpliste veinte años!
— Es mi destinado mamá..
— Ni una mierda. – dijo fastidiado, golpeando el barandal de la mesa.. provocando que la caja se mueva levemente — Desde tu adolescencia nunca habías mencionado ni siquiera presentado a alguien ¿Y ahora me vienes con eso? ¿Siquiera lo conoces? ¿Sabes como e-..
— Tengo tres años junto a él. – lo hizo callar de golpe — Y lo conozco, es mi omega, mi destino.
Taehyung sonrió de una manera retorcida, apretando sus manos en puños — Tres años.. – murmuró con una pasiencia no grata, saliendo así de la cocina a paso lento.
La alfa lo siguió callada, y antes de que el omega suba las escaleras lo tomo de la mano y hablo — Por favor mamá, se que te agradará y lo amarás como yo lo hago.. mañana, solo mañana tengamos una cena y así nos puedas apoyar y dar tu bendición, yo realmente lo amo y sé que seré feliz junto a él.
Taehyung quería llorar de rabia, tirar todo y por último gritar, pero se contuvo y asintió.
Su hija sonrió feliz, prácticamente emocionada al ver que su madre le está dando una oportunidad a su relación, el omega lo notó, que le dieron ganas de arañar la estúpida sonrisa que mostraba su hija en el rostro.
No lo hizo, se contuvo nuevamente, y sin otra palabra que decir subió a su habitación no sin antes repetir una y otra vez en su mente.
"Nunca me dejarás"
Kim vio como su madre desaparecía de su vista, unos segundos después dio un suspiro fuerte y brusco, pasando su mano por su rostro cansada, nunca pensó que actuaria así ni mucho menos diera una escena de celos..
Esperen.
¿Realmente debería llamarlo así?
No.. para nada.
Es su madre.
Regreso a la cocina, viendo como la caja que había traído ya no contenía la tapa, mejor dicho una cabecita pequeña se hacía de notar, junto a su lengua y sus orejitas en plena acción de trabajo.
— Lo siento si has escuchado tantos gritos.. pero mi mamá está muy alterado y cansado por el ajetreado día.
La alfa sonrió, tomando al perrito en sus manos — Tannie ¿Crees que fue un mal día para adoptarte? Yo creo que no, mi Jungkookie estaría feliz de verte.
El cachorro movió la colita sin desenfreno, lamiendo el mentón de su dueña — Joder, eres muy lindo. – tomando la caja y su mochila subió a su habitación sigilosamente, no queriendo interrumpir el silencio del lugar, que sin más entró y cerró la puerta con suavidad, dejando que el cachorro recorra su habitación con libertad.
