El dragón oscuro

El reino humano

En un día soleado como cualquiera, el reino de Yabi tenía paz, las calles llenas de felicidad. Gente caminando y charlando en ellas sin preocupación aparente, sin saber lo que ocurría en el castillo.

El rey junto a su reina e hijos caminaban a paso rápido a una zona abierta del reino con una sonrisa marcada en el rostro de todos. Una vez todos presentes, de una sala bien cuidada salieron 4 personas con jaulas en sus manos, dentro de estas habían 4 seres pequeños como un gato que se removian en la jaula. Cuando estuvieron frente a los Reyes y sus hijos dejaron las jaulas frente a ellos y abrieron las rejas de cada una, dejando salir 4 dragones pequeños, crías que tenían aparentemente su medio mes por la energía que tenían, salieron de sus jaulas y guiados por la curiosidad vieron a los 4 niños frente a ellos, 2 de los dragones se acercaron para olfatear a lo niños, mientras que las otras 2 se limitaban a observar a distancia. Pasaron las horas y los niños estaban llenos de alegría por tener sus propios dragones mascotas, guiados por sus padres fueron a una sala donde un monje los esperaba frente a una mesa y piedras en esta. Dio un breve tutorial de que era esto.

- Mis príncipes, esta es la mesa de identificación, con ella podemos saber todo acerca de cualquier criatura creada por nuestro amado Dios, subanla y esta hará su magia.

Uno de los príncipes, aun con la alegría metida por las venas, paso primero con su dragón en brazos, lo subió a la mesa y el monje empezó a recitar palabras que nadie entendía. La mesa empezó a iluminarse al igual que las piedras, después de unos segundos la mesa y la mayoría de los cristales en esta dejaron de iluminarse, dejando sólo una prendida. Roja como la sangre y ardiente como la lava, el primer dragón no era más que un dragón de fuego, el monje le notificó esto al niño el cual tenía estrellas en los ojos. Bajo a su dragón y el segundo príncipe paso, se hizo el mismo procedimiento y un cristal azul como el infinito océano se destacó. Dando a entender que era un dragón de agua, se notificó y el príncipe al igual que el primero estalló en alegría. El tercero paso, el procedimiento se repitió y un cristal amarillo como el sol se iluminó, un dragón de electricidad era. A diferencia de los otros dos hermanos, este le dio poca importancia y solo se limitó a dar una sonrisa forzada antes de cargar a su dragón y alejarse del altar. El último príncipe, nervioso por lo que llegue a pasar hizo lo mismo que los anteriores tres solo que esta vez, hubo un pequeño gran detalle que dejó al monje con una cara preocupada al igual que el rey y su reina, el dragón intermedio entre sus hermanos era de escamas oscuras como una noche infinita y unos ojos azules como el océano, una piedra oscura se destacó rompiéndose al estar muy potente, todos quedaron sorprendidos por la cantidad de energía que tenía ese dragón, para solo ser una cría de medio mes. Una vez que todos terminaron los príncipes se fueron con sus dragones en brazos mientras el rey, la reina y el monje se quedaron a hablar.

- No es normal que siendo tan joven tenga tanta oscuridad, esto es obra del mal, debemos eliminar a ese monstruo antes de que sea tarde. - Exclamó el monje frente al rey.

- Lo haría, pero sería dejar a uno de mis hijos sin compañero, me odiaria para siempre y no quiero eso, no hay alguna forma de sellar ese poder o algo...? - Pedía el rey con esperanza de alguna solución.

- No mi señor, la energía en ese dragón es tan incontrolable que ningún sellador podría hacerle frente, lo mejor es matarlo antes de que saque provecho de ese poder.

- Me niego, mi hijo no se quedará solo de nuevo, incluso si su dragón es un monstruo- Dijo la reina con algo de pesadez.

- Pero mi reina, es un peligro para nosotros, para el Reino, para el mundo que Dios tardo tanto en construir...

- No es no, no dejaré que lo maten solo por miedo...

- Si mi reina, lo que usted ordené...

La reina se retira y el rey junto al monje se quedan hablando de que hacer. Mientras en una habitación grande con cuatro camas separadas los niños más las crías jugaban saltando o charlando entre ellos.