Capítulo 1

11 1 0
                                    

Cada partícula de mi cuerpo duele. Siento los latidos de mi corazón en la cabeza. El solo hecho de respirar me es doloroso y uno de mis ojos palpita de dolor.

Solo se que estoy en un cuarto apenas iluminado por una luz tenue. Mi garganta aclama al menos unas gotas de agua.

¿Por qué estoy aquí? Me repito constantemente.

Los recuerdo son confusos, distintas escenas nublan mi mente.

Logro distinguir el sonido de una puerta de metal raspando el piso al abrirse. Una figura se acerca y se inclina sobre mí.

—Pero si es la dulce Roma— su voz es rasposa y grave —, al parecer se ha caído tu perfecta máscara y dejaste salir a la bestia.

Un leve jadeo sale de mi garganta, tengo demasiada sed.

—Sabes porqué estas aquí, ¿cierto?

Cada vez me falta más el aire, estoy empezando a encogerme contra la pared presa del miedo. Al percatarse, éste se levanta y va hacia una mesa en la cual recoge algo que parece una cadena.

—¿El gatito está asustado? Vamos, cuando te traje aquí no parecías asustada. Pero al parecer la memoria te está fallando— cada vez se percibía más su enojo—, pero yo te ayudaré a recordar.

Lo próximo que sentí, fue el sabor metálico de la sangre inundar mi boca, y un dolor punzante en mi mejilla.

࿐࿐࿐࿐࿐࿐࿐࿐

Actualidad:

Lunes: sinónimo de muchas cosas. Para algunos, trabajo, escuela, para otros, día libre. Pero para mí significa empezar otra semana llena de mentiras. Si, mentiras. ¿Acaso se creyeron el cuento de “o soy muy inocente o muy madura”? Por favor, si lo creyeron, yo creería que son muy ingenuos.

En fin, ahora me estoy preparando para ir al colegio, donde finjo ser la linda y dulce Roma. Pero me detuve cuando me llegó un mensaje, anónimo.

Te quedan 10 días, o te expondré.

Mierda, aun me pregunto cómo royos se enteró, o quién se enteró. Pero cada vez un número distinto me ha estado chantajeando con lo que pasó en la fiesta de Sara. Simplemente trato de  ignorarlo mientras me apresuro y me pongo más nerviosa.

—¡Mamá, ya me voy!— digo desde la puerta.

—¡Adios hija, cuídate!

Una vez fuera, debería ir a la escuela, ¿cierto?

Pero quizás podrías llegar un poco tarde.

Si, hare eso.

Bien, podría ir al callejón de siempre y escuchar un poco de música para calmar estos nervios. Tal vez muchos fumen, tomen alcohol o muchas otras cosas, pero la música es lo que a mí me funciona. Desvío mi camino un poco hasta llegar, sentarme en el sillón que ya apoderé como propio y prender mis auriculares poniendo la música al máximo.

Definitivamente estoy mejor.

࿐࿐࿐࿐࿐࿐࿐࿐

—¡Roma!

Odio esa voz.

—¡Sol, que bueno verte!

La odio.

—¿Por qué no llegaste a la primera clase? Tuvimos que hacer grupos y nos puse juntas— lo dijo con una sonrisa, la cual también odio.

—Ya sabes, lo de siempre— tuve que forzarme a hacer una dulce sonrisa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 24, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No caigas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora