13🐺

122 15 2
                                    

VOTA Y COMENTA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

VOTA Y COMENTA

Cuando llegué a casa, lo primero que escuché fueron los llantos de mi pequeña Dayana.

—Cariño, por fin llegaste. Nuestra pelusa no durmió nada porque estaba buscando como loca a su mami. —Explicó Arnau, dándome un casto beso en los labios.

—¡Mami! —Dayana corrió lo más rápido que pudo y lanzó un chillido que casi me dejó sorda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Mami! —Dayana corrió lo más rápido que pudo y lanzó un chillido que casi me dejó sorda.

—Se pasó haciendo eso todo el día.

—¿Pobre de mi marido? Es tu obligación como buen padre aguantar los gritos de tus dos hermosas mujeres.

—Quiero tapones. —Dijo tirándose en el sofá.

—¿Qué has dicho? ¿Que quieres tampones?

—Voy a cambiar a la pelusa aquí, huele a huevos podridos. —Arnau tomó a Dayana, alias pelusa, para cambiar ese pañal radioactivo.

Me fui a dar una ducha que duró no menos de quince minutos, me puse mi pijama ya que eran alrededor de las siete de la noche.

Bajé las escaleras y fui a la cocina para preparar patatas fritas con huevos y bacon. Si algo se me daba bien, era cocinar.

Sentí las fuertes manos de Arnau en mi cintura. —¿Qué haría yo sin ti? —canturreó en mi oído.

—Te eché de menos. —Me giré, pegando nuestras frentes.— Estuve con una dictu. —Le confesé.

—¿Estás loca? —Me separó de su agarre para poner la mesa y llevar la comida bajo la atenta mirada enfadada de Arnau.

—No pasó nada, tranquilízate.

—Amor, me preocupo por vuestra salud. —Dijo esto tocando mi vientre. Aplausos mentales por mantenerme firme.

—Lo sé, pero como suprema, entiéndeme. Necesito hacer esto, no me va a pasar nada en mi vida. —Besé su nariz.— Ayúdame a llevar la comida.

WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora