Continuaré a tu lado....

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Aún recuerdo a la perfección cuando te vi por primera vez.... yo tenía 15 años y tú  Amane 11 años. Te aferrabas con fuerza de la vestimenta de mi padre, tu cuerpo no dejaba de temblar por el miedo que sentías, pero no derramabas ninguna lágrima apesar de lo que tuviste que ver.

Intenté acercarme a ti aquel día, pero no dejabas que lo hiciera y no tardabas en irte a otro lugar de la finca para estar sola.

Algunas veces escuche como nombrabas a una mujer, al principio pensé que se trataba de tu madre... pero al tiempo después me dijiste que era tu hermana mayor y que se había ido a buscar una medicina para tu madre.

Te prometo Amane que aquello jamás se me va a olvidar, me prometí que aquel día que jamás iba a permitir que tuvieses que pasar por tristezas, que siempre iba a estar para ti para sacarte una sonrisa.

No hay noche en la cual no bese cada una de las cicatrices de tu cuerpo, para intentar aliviar un poco el dolor de tu alma... para que olvides un poco aquel pasado atormentador que siempre te persigue y que muchas veces te impide realizar lo que más gustas.

—Por favor Rengoku.... enséñame a usar la espada.

No tardaste mucho tiempo en pedirme ese favor, solo un par de meses cuando fuiste ganando un poco de confianza.

Muchas veces me pregunte porque no se lo pediste a mi padre, pero es algo que preferí no preguntar y respetar tu decisión.

Después de todo me gustó que te hayas acercado a mi de esa forma.