Si bien los asuntos internos de Vongola no eran problema de nadie, era imposible no notar que entre ellos mismos podían tratar de matarse y cuando eso sucedía lo mejor era no interferir si no deseabas morir. Por supuesto, un detalle tonto, pero inescapable era que el Décimo nunca estaba presente en esas situaciones. De otra forma, la pelea mortal bien podría ser una pelea de práctica. Se creía que esto era porque al Décimo no les gustaba verlos pelear. La verdad era que nadie escapaba de las reglas anteriores, ni siquiera ellos mismos, y si el Décimo llegaba a saber interferiría para detenerlos o... o podría intentarlos matar el mismo.
Cuando Hibari aceptó el plan de su jefe sabía que iba a terminar en una muy mala posición. Una terrible y muy mala posición en cuanto todo saliera bien y su jefe volviera. Su jefe, por supuesto, no saldría bien parado, pero no sería nada en comparación con él. Era una realidad que estaba dispuesto a aceptar con tal de aun tener a Tsunayoshi vivo y coleando en lugar de arriesgar mas y mas su vida, sus vidas, buscando otra solucion.
Lo que no llegó a pensar era que esa terrible y mala posición se presentará mucho antes de tiempo en la forma de un chico, un joven chico, que necesitaba aprender a ser un león y dejará de actuar como un cachorro. Por sí solo no podía, necesitaba ayuda y ese era el problema: la ayuda.
Ya estaba en lado malo de todos al tener que poner en su lugar al joven Tsunayoshi. Era algo como respirar. ¿Cómo pretender que las garras y colmillos de un cachorro hacían más que rasgar y jalar su ropa?, ni siquiera sería creíble si lo intentara. Aun así tenía que admirar la tenacidad, viendo la sombra de lo que algún día sería una de las personas mas peligrosas en existencia.
Viendo la cúpula oscura y espinosa, contando los segundos, se preparó mentalmente para lo que viviría a partir de ahora. Había una gran posibilidad de que Tsunayoshi muriera allí, algo que no podía ocultar. Por más seguro que estuviera que no pasaría tal cosa porque Tsunayoshi no era cualquier persona así luciera como un patético herbívoro ahora, la posibilidad existía y eso era algo que nadie iba a dejar pasar. En esta época u otra. Después de todo, ya habían vivido algo similar, y no habían perdonado al culpable.
Fuera necesario o no, si había algo que todos estaban de acuerdo a espaldas del Décimo Vongola desde hace tanto que no sabría decir, era que nadie, absolutamente nadie, amenazaba/lastimaba al guardián del cielo.
Si, Hibari sabía perfectamente que no saldría bien parado luego de todo esto. Su único consuelo era que sus colegas eran meros cachorros aun. No podrían hacer la gran cosa. Los de su tiempo, por otro lado... bueno, sería divertido al menos.
- Ne, Reborn, ¿de donde viene la hostilidad? - Lal no entendía. Habían pasado días, y no eran colegas. Al menos nadie había intentado nada.
- Tsuna pudo morir. - Lal arqueo una ceja. Eso era obvio. Cualquier podría morir en cualquier momento mientras estuvieran allí. - Tsuna podra no verlo mal, podra perdonarlo, pero los demás no. Amigo o enemigo, no tiene nada que ver por lo visto. - Reborn se encogió de hombros, viendo todo desde hace rato como una función de cine.
Aún no había ocurrido nada, pero no podía ocurrir cualquier cosa. Hibari era listo, y tenía 10 años de experiencia que los otros no tenían. Eso y que nadie se atrevería a hacer nada delante de Tsuna, ya con la hostilidad era mucho.
Gracias a esto, la situación se alargó. Debido a que se alargaba, era imposible esconderlo del todo. Debido a que Hibari sabía cómo podía llegar a ser y a que se podría recurrir, no tomaba nada que no consiguiera el mismo y no dormía en el mismo sitio dos veces. En consecuencia, ocurrió algo que nadie, nadie, se espero:
- ¡Buenos días! - Saludo con una gran sonrisa Tsuna, Lambo riendo y corriendo cerca con una bola de arroz robada.
Venía de la cocina. Tsuna venía de la cocina. Y llevaba una bandeja en manos.
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Jumping Through Time
FanfictionDebía de haber una razón por la cual Lambo usa tanto la bazuca de los 10 años, especialmente cuando está en problemas o asustado. Después de todo, ¿no sería más sensato que un niño busque a la persona con la que más segura se sienta?