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La impresión por la noticia sobre Dean me abrumaba

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La impresión por la noticia sobre Dean me abrumaba. Por un lado, me preocupaba cómo Nancy lo tomaría. Su reacción, sus emociones, eran una incógnita en este momento. Pero, por otro lado, si Dean estaba feliz, no podía evitar sentir una cierta alegría por él. El amor que teníamos como manada era fuerte, y sus logros y felicidad eran también los nuestros.

Busqué un momento de tranquilidad en el porche, acostándome en la hamaca mientras observaba el cielo estrellado. El ambiente estaba impregnado de serenidad, y mi mente se perdía en pensamientos mientras dejaba que la brisa nocturna acariciara mi piel.

La paz se interrumpió con la voz inconfundible de Matteo, rompiendo el silencio y llenando el espacio con su presencia. Me sorprendió su visita a estas horas, pero no pude evitar sentir una cálida bienvenida al verlo.

—Te estaba buscando —anunció, acercándose a mí con determinación y dejando un suave beso en mis labios. Me incorporé un poco, sintiendo la cercanía de su cuerpo.

—Pensando —respondí, enderezándome un poco más en la hamaca—. ¿Qué haces aquí a esta hora? —inquité una ceja, curiosa.

—¿No puedo visitar a mi novia? —sonrió, acercándose aún más, y sentí cómo el corazón latía con fuerza ante su presencia.

—A estas horas no, joven —intenté mantenerme seria, aunque la sonrisa amenazaba con aparecer—. Son las dos de la madrugada.

—No tengo dónde dormir —confesó, apoyando su cabeza en el hueco de mi cuello, y una risa escapó de mis labios.

—Tienes una casa enorme para ti solo.

—Pero no tengo a mi novia para calentarme la espalda —su voz tenía un dejo de picardía.

—Eres tonto —comenté con un suave golpe en su hombro, disfrutando de la cercanía.

—Tú eres una luciérnaga —respondió con diversión, provocando que le diera otro golpe, esta vez con menos fuerza.

Las palabras juguetonas se mezclaron en el aire, creando un ambiente cómodo y ameno entre nosotros. Pero llegó el momento de poner fin a la conversación y buscar el descanso. Cerré la puerta rápidamente, pero Matteo logró alcanzarme.

—Creo que te he perdonado muy rápido, D'Amico —admití mientras subía las escaleras apresuradamente, pero sus brazos me atraparon en el aire antes de que pudiera continuar.

—Tan rápido te quieres deshacer de mí —su mirada era intensa, y su tono mezclaba dulzura y excitación.

Sabía que tenía que mantener el control, concentrarme en nuestra relación como manada. Fiorella tenía razón al aconsejarme no rendirme fácilmente ante sus avances.

WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora