Mi lista negra

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Si tuviera que hacer una lista de las cosas que odio en el puesto diez pondría:
Las mañanas de los Lunes . Y no es por tener que levantarme temprano, jamás me queje del horario y a esta altura de mi vida no creo hacerlo, odio las mañanas de los Lunes porque es el inicio de esos días en los que se que me voy a levantar casi con tristeza y enojo porque al abrir mis ojos lo primero que veo a mi lado es nada. Nada. No estás, no me despierto con vos al lado y eso me genera una mezcla de emociones. Te extraño y se que está mal extrañarte pero lo hago igual, obviamente nunca te lo dije pero se que lo sabes.

Empezar la semana con este conjunto de emociones no es bueno y tampoco lo es todo lo que esto arrastra.

Desayunar solo sin vos al lado me hace sentir aburrido y eso me hace enojar más, trato de calmarme y desayunar engañandome de que solo tengo que esperar. No me gusta esperar pero por vos espero lo necesario y con eso en mente me preparo para ir a bañarme.
No voy a decir que lo odio, voy a decir que me trae imágenes de esas duchas juntos y ese sexo que simplemente salía.

Después de prepararme para salir a ser el héroe número uno como cada día, me subo al auto y lo primero que hago es prender la radio para tener algo de ruido. Me enoja que siempre dejes las estaciones que pasan las canciones de moda que solo es basura ruidosa pero creo que las prefiero antes de escuchar baladas románticas.

Y lo siguiente que pondría:
Las canciones cursis. Nunca me gustaron y jamás lo harán, primero porque todas dicen lo mismo y después porque no les creo ¿Alguna vez lo pensaste? Son de plástico, canciones que fueron hechas para que los artistas famosos las canten.
No es real, no puedo entender como una persona puede cantar sin sentir.
Las únicas que me gustan, aunque sea contradictorio, son todas esas que me dedicas, me dedicaste y las que te escucho cantar.
Todas las demás canciones son pura basura. 

Después de manejar por diez minutos tomo la autopista y se que en la próxima salida tengo que salir directamente a la avenida principal de la ciudad.

Y en el puesto ocho entra la ciudad.
Agh, odio hacer este recorrido en el auto. Frenar en cada semáforo, ver un mar de gente moviéndose, las luces de los carteles, los turistas, los ruidos y todo lo que hace una principal ciudad de un país. Me molesta.
Odio pasar por la puerta principal de la U.A porque ahí te conocí, odio esa plaza donde de noche por tres años nos escapabamos y nos escondíamos de los idiotas para estar solos; odio ver el puente por el que pasa el tren que nos llevó a escalar juntos y dónde tuvimos nuestro primer fin de semana solos, odio pasar por la playa donde te me declaraste; odio ese cine donde te invité a nuestra primera cita; esa agencia donde trabajamos juntos por primera vez; me molesta pasar por el restaurante donde te pedí que vivas conmigo y llegando ya al centro de la ciudad, odio ese semáforo que siempre se pone en rojo y me frena , porque significa mirarlo, mirarlo y saber que fue ahí donde me besaste por primera vez cuando nadie miro, odio ver qué atrás del semáforo,precisamente en el minuto cuarenta y tres, pasa un avión que me recuerda la primera vez que nos subimos a uno.

Conscientemente hago este recorrido cada día que voy a trabajar. Podría ir volando si quisiera pero prefiero esto porque aunque odie la ciudad , no odio lo que le pasa a mi cuerpo cuando hago este camino, no odio acordarme de esas cosas. Odio lo demás que hace a una ciudad , solamente hasta que tenga un significado para nosotros.

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Llegué a la agencia y Deku ya me estaba esperando, estaba con el mitad, listos para que salgamos a patrullar por las aburridas calles de la ciudad.

Estaba por doblar en una esquina y un mocoso chocó conmigo y se cayó al suelo, se levantó rápido y me dijo " ¡¿Que no ves por dónde vas?!. Estaba listo para matarlo pero Deku me detuvo y note que estaba algo asustado. Sus amigos lo agarraban del brazo para que se saliera de mi camino pero el mocoso me seguía mirando con ganas de desafiarme, le iba a contestar pero una chica se metió en medio y me pidió disculpas por su parte y se fueron para cruzar la calle donde había un arcade. Me quedé mirando el lugar y recordé que en esos lugares hay otra cosa que odio.