-Vamos, Frey, por favor. Hazlo por tu mejor amiga-. Me ruega Ciara-. Es la ultima vez, te lo prometo. ¿Puedes? -. Junta las palmas sobre su pecha mientras saca su labio inferior en forma de berrinche.
-No, Ciara. Hoy no, tengo una cita de trabajo y no puedo llegar tarde. Además ¿Qué hoy no llega tu auto? – Cuestiono.
-Si, pero en la tarde y no puedo esperar, lo necesito ahora. Vamos Freya, solo hoy y si quieres, puedo llevarte y recojerte luego de tu cita. Por favor-. Suspiro.
-Está bien, Cia-. Le entrego las llaves-. Solo-. Las alejo antes de que las tome-. Promete que será la ultima vez-. Asiente emocionada-. Y que llenaras el tanque luego de utilizarlo.
-Si, Frey, lo que tu digas, nena-. De mala gana le doy las llaves, sonríe y antes de que pueda alejarme me aprieta entre sus brazos-. Eres la mejor. Te prometo que será la última.
Cruzo los brazos mientras rodeo los ojos al escucharla >>siempre dices lo mismo, Ciara<< doy la vuelta dirigiéndome a la cocina.
-Y bien, ¿a que hora es tu cita? -. Ciara camina tras de mí.
-A las once, pero quiero llegar al menos quince minutos antes-. Abro el refrigerador, sacando algunas frutas.
-No tengo idea de porque te gusta trabajar con loquitos-. Jala el banco en donde se sienta, sus cortas piernas no tocan el suelo y empieza a moverlas en el aire-. ¿No tienes miedo de que algunos de ellos se obsesionen contigo o quiera matarte? -. Su rostro se pinta de blanco de un momento a otro.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro-. No, Cia. Nadie se ha obsesionado conmigo y nunca pasara eso. Debes de dejar películas de terror.
-Pero y si... -. La puerta del baño interrumpe nuestra conversación cuando veo a Thiago salir de ella.
-Yo les recomiendo no entrar ahí por un buen tiempo-. Camina hacia nosotras mientras se soba la nuca. Lleva puesto un mameluco rosa y sus pantuflas de tenis-. Por cierto, se cabo el papel. – camina hacia el refrigerador y saca un galón de leche, toma el cereal de la alacena y un plato. Lo sirve y toma asiento a lado de Ciara, mi amiga y yo lo miramos confundidas, él empieza a comer y por fin capta nuestras miradas-. ¿Qué? -. La leche escurre por su barbilla.
-¿Acaso no tienes casa? Que yo recuerde vives en un departamento más lindo que este y con todas las comodidades que puedan existir.
-Si-. Es lo único que responde antes de meter una cucharada de su cereal a la boca.
-¿Si? ¿Si te vas a ir a TU casa a comer TU cereal, usar TU baño y dormir en TU cama?
-¿Cómo puedes formular todo eso con solo un "si"? Estas loca-. Sigue comiendo salpicando la leche por toda la barra.
-¿Loca?, hijo de... -. Me acerco a él con el cuchillo en mano, pero Ciara se atraviesa en mi camino deteniéndome para no cometer un crimen a altas horas de la mañana.
-Basta, Frey. Mejor sígueme contando de tu nuevo empleo.
-¿Nuevo empleo? ¿por fin podrás compras papel higiénico caro? Porque el que estaba me roso mis pompitas, estaba pensando en limpiarme con mi calcetín antes de utilizar de nuevo esa mierda. – añade Thiago.
-Si no te gusta lo que hay, puedes largarte. Créeme que no te extrañaremos y si el papel es una razón para irte, entonces cada semana será uno peor, así que tú decides, príncipe.
-No hay problema con eso, luego de un tiempo mi trasero se acostumbrará, en algún momento perderé la sensibilidad y eso ya no importará-. Un pedazo de cereal sale de su boca-. Lo fulmino con la mira cortando ruidosamente la fruta.