Capítulo 2: Exploit

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Cuando era pequeño los programas más avanzados en la informática eran el navegador "Internet Explorer" y "Primera Encarta", dos programas que aunque simples eran muy poderosos y te abrían la puerta a un mundo muy interesante para cualquier amante de lo geek. Solía hacer algo muy interesante con el navegador cuando estaba viajando por el gran mundo de la web que en ese entonces comenzaba con sitios de chat, wikipedia y los comienzos de Facebook, sitios que no eran tan famosos como lo son hoy. Cuando navegaba una página había una opción dentro del navegador al darle clic derecho, aparecía una opción muy curiosa llamada: "Ver código fuente", cuando la seleccionabas se te abría otra pestaña donde podías ver como estaba hecha la página y sú pequeño código dónde podías hacer cambios en el titulo, incluso sobre cualquier cosa del texto de la página y los cambios se aplicaban temporalmente en la original hasta que la recargaras. Jugaba a ser el dueño de páginas como Facebook, y les ponía mi nombre, me creía todo un hacker del siglo XXI.

¿Se imaginan acceder al código fuente de alguien y cambiarlo?, es una falla única en la seguridad, en eso se basan los famosos "Exploits" que consisten en encontrar fallos y explotarlos hasta conseguir lo que quieres con la víctima. 

¿Te confieso algo?

Has llegado a vulnerar cualquier Firewall que me estuviera protegiendo ante amenazas, ese firewall que desde infinito elevado al infinito decidió activarse y rechazó toda posible entrada con efectividad porque sabía lo que conllevaba el dejar pasar un exploit allí. Entraste de manera que no sé que hiciste pero me tienes, de manera que cada vez que crees que llevaba ventaja en esto y lo tenía controlado estaba perdiendo el control de todo.

Se que te ofrecí mi alma y te hice un sacrificio, pero el hecho de pensar en la razón por la que ese exploit se activó, quiero cerrarlo y que no esté nadie. Te he amado desde hace mucho tiempo, antes de que siquiera imaginaras algo conmigo, y lo haría por mucho más. El tiempo es algo muy poderoso, al que no se debe retar, lo he aprendido a punta de golpes. A veces el tiempo quiere demostrarnos que no somos nada comparado con él, y termina haciendo lo que quiere.

Soy tuyo.

De Einstein y la relatividad, a tu y yo por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora