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Ds: Sword Art Online (SAO) es propiedad de Reki Kawahara y sus asociados. Esta obra fue hecha sin fines de lucro.

Este fic pertenece a la #KIRIASUWEEK2021 que organizó @SAO_Fickers.

¡Gracias por hacerlo!

DÍA 1:  30 de septiembre  La chica de la mazmorra (CANON).

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Reminiscencia

El goteo lento resonaba en infinitos ecos, rebotando de un lado a otro en las paredes de piedra húmeda y oscura. El suelo estaba lleno de charcos que apenas si eran visibles para su avanzada habilidad de visión nocturna, la suela de acero de sus botas salpicaba conforme sus pasos rápidos al andar.

¿Dónde estaba? ¿Por qué tenía esa desesperante presión en el pecho?

Obligó a su avatar a quedarse quieto, sin éxito, se sentía como si tuviera mala conexión y el lag hubiera afectado su movilidad, no podía dejar de trotar. Para cuando se detuvo una cruz de caminos se extendía ante él. La especie de catacumba retumbaba con un viento encerrado, si ponía atención podía escuchar agua, quizás un río subterráneo.

Fijó su vista en su barra de vida, estaba completa e inmóvil, titilaba cuando sus ojos la enfocaban y se opacaba cuando movía su vista otro lado, debajo de su barra una más se colgaba silenciosa.

Asuna.

El nombre de la jugadora parpadeaba débilmente, a la barra le faltaban diez puntos, una pequeña porción, pero con cada parpadeó disminuía un punto a la vez.

¿Asuna?

No recuerda cómo llegó ahí, mucho menos que se supone que debe hacer. Una fuerza tira de su avatar y lo mueve a la derecha por los pasillos oscuros, para ese entonces la barra ya había descendido veinte puntos.

Recuerda vagamente sucesos donde esa enojosa jugadora de cabello castaño le preparaba una cena y le servía té en una delicada taza de porcelana. Luego pequeños flashes de su sonrisa le pasaban por la mente, incrementando su aflicción, elevando el nivel de estrés y haciéndolo correr desesperado por la humedad. ¿Por qué la barra no dejaba de descender?

Era tortuoso ver como punto a punto se iba despintando cada polígono tan significante dentro de ese castillo flotante. ¿Por qué no estaba junto a Asuna? Dónde demonios se había metido, siempre estaban juntos y ahora la desesperación lo estaba matando por dentro.

Sí, siempre estaban juntos, como esos primeros meses donde no se separaban, apoyándose uno al otro para desenmarañar los primeros pisos del castillo.

Un sonido de alerta detuvo su carrera, la barra de vida ya había descendido la mitad y el sistema le alertaba del peligro. Tenía que encontrar y poner a salvo a Asuna antes de que sus puntos cayeran a cero, pero ni siquiera sabia donde estaba parado, ni el porque.

Los chapoteos del agua bajo sus pies eran el único acompañante en su carrera, en la lejanía escuchaba el eco de murciélagos y chillidos de ratas que le erizaban la espalda. El aire estancado comenzaba a picar en su garganta cada vez que aspiraba bocanadas para poder continuar corriendo, pero, de repente, sus piernas le fallaron y si sus reflejos no estuvieran tan afilados por la conexión directa con su cerebro, se habría caído de bruces a la cloaca.

El contador de Asuna ya estaba en la zona roja y disminuía demasiado rápido, se quedo quieto, con su vista fija en la gráfica. No pasaron ni diez segundos cuando la ensordecedora alarma de jugador eliminado inundó toda su mente. El nombre tan querido se borró, desintegrándose en pequeñísimos fragmentos junto a su barra de vida.

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