Capítulo tres

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Los días posteriores han sido algo pesados: las clases virtuales, las tareas, los quehaceres... ufff, en fin, la rutina diaria.

Si no fuera por mi amigo el fantasma, estaría perdida. Me despierta temprano, me motiva a conectarme a clases, me ayuda con la tarea y me hace acuerdo de varios trabajos pendientes.

Al menos, es fin de semana, no tengo quehaceres , por lo tanto voy a ver series todo el día.

Abro el Netflix desde mi compu y le echo un vistazo al catálogo.

—Elige una serie interesante. —comenta mi compañero.

—¡Ary, ya llegaron! —Entra mi hermana repentinamente a la habitación.

Suelto un grito de pánico y mi amigo de tez rosa con blanco se esconde debajo de la mesa. Doy media vuelta y veo a mi hermana sonreír.

Le reprendo por gritar así, para después ser arrastrada por ella a la sala. Mis padres están ahí, y yo corro a darles un abrazo.

—Perdon por no despedirme como se debe. —hablo apenada.

—No te preocupes, mija. —papá, acaricia mi cabeza.

—Estabas dormida, no pasa nada. —agrega mamá.

Desde que mi familia está reunida otra vez, la casa ya no es muy silenciosa,

En esos días, casi descubren a Freezer, porque la puerta se abrió sola, no obstante tuve que mentir -Le eché la culpa al viento-, al menos me creyeron.

La semana se va volando de nuevo y esto es una rutina. Son las 2 de la mañana y estoy acostada en mi cama, mientras que mi amigo fantasma está sentado a mi lado.

—Me di cuenta que tu mirada es menos aterradora que antes, además, tus cuernos se han hecho más pequeños. —digo señalándolo.

—Poco a poco, me convertiré en la representación de tu corazón —informó mientras acaricia mi cabeza—, eres una buena niña, así que no me convertiré en un monstruo.

Una pequeña parte de mi, se puso a temblar, recordé la búsqueda de Google que hice la semana pasada. Sólo debo ser como soy y todo irá bien, aunque me da curiosidad lo que comenta.

Lo que me distraen de esa parte negativa es la voz reconfortante de Frezer... me da paz, esa dulzura me hace feliz y su sonrisa inocente me da un día más de vida.

Mis ojos se cierran lentamente y mi amigo, agarra mi celular y lo pone a cargar.

—Descansa, Ary…

***

¡Dios mío! El tiempo vuela. Ahora estoy en mi escritorio jugando con un lápiz. Freezer solo sonríe y yo estoy engatusada por sus cambios físicos, además de su comportamiento tan dulce.

—Me impresiona ver cómo vas cambiando con el pasar de los días. —Admito.

—Ha pasado un mes y medio, es normal que veas cambios notoreos en mi cuerpo —indica nuevamente, yo asiento con la cabeza—. Ah, lo olvidaba, debes terminar la tarea de ciencias naturales e inglés.

¡Estos profesores no dejan de enviar muchas tareas¡ ¡AAAAHHH!

—¡Ay, no! —me quejo.

En tu corazón (Freezer Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora