Punto de vista de Cindy.
Me dirigí hacia la enfermería, donde se encontraba Ziggy, mi revoltosa hermana.
—Enfermera Lane—Salude al entrar en el lugar, para luego desviar mi mirada hacia la otra persona que se encontraba allí.—Ziggy.
—Sabes que pasa si te expulsan, ¿no? ¿Cómo me afectaría a mi?—Le pregunte, empezando a caminar en dirección contraria a la enfermería.
—¿Alguien le hizo algo a la enfermera?—Hablo ella, ignorando mi pregunta.—¿Se burlaron de su hija?.
—Ziggy, ¿me escuchas?.
—Estaba molesta.—Continuo ignorándome.
—¡No me importa!—exclame ya algo irritada—¿Escuchas lo que digo?
—Fuerte y claro.
—No creo, porque hablamos de lo mismo la semana pasada y la anterior.
—No me expulsarán.
—No es lo que opina Kurt.
—Que Kurt se pudra.
—¡No! Ziggy, ¡no!.—La tome del brazo para así frenarla y girarla hacia mi, ya estaba cansada de su inmadurez.—Si te echan a ti, a mi también. Mamá no puede trabajar y cuidarte. ¿Cómo pagare la universidad?.
Su única respuesta fue regalarme una molesta y burlona risa.
—¿Te parece gracioso?.
—Un poco—Se dio vuelta y empezó a caminar nuevamente.
—Explícame que es tan gracioso—La empecé a seguir.
—Lo idiota que eres. Nadie sale de aquí, ni la Sra. Perfección. Antes te arrolla un autobús.
—Una vez en la vida, ¿podrías no ser tan... mala?
—¿Y tu puedes dejar de fingir?—Se freno nuevamente, esta vez delante mía.
Tomo una de las camisetas, (de la guerra del color) que se encontraba sobre un pequeño muro, para luego entregármela bruscamente
—Por si lo olvidaste, eres de Shadyside.—Dijo, para luego marcharse.
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Tú punto de vista.
Me dirigí hacia el comedor, donde mi deber de fregar pisos me esperaba con ansias.
Al llegar me adentre en la cocina, donde estaban las cosas de limpieza.
Volviendo a la parte principal, es decir, el comedor, me encontré con una (para ser sinceros) desagradable sorpresa.
Thomas Slater, limpiando una de las mesas, lo que me faltaba.
Deje salir un suspiro de cansancio, lo cuál hizo que llamase su atención.
—¿Qué haces aquí?—Me pregunto con cierta irritabilidad en su voz.
—Vine a cantar karaoke, ¿a ti que te parece que hago aquí, con un balde y esponjas en mis manos?.
Él me miro con despreció para luego seguir limpiando, aún que a diferencia de antes ahora parecía hacerlo con menos amor.
Seguí su ejemplo y me puse a limpiar el suelo de la habitación con una vieja y gastada esponja.
—No entiendo que ve Cindy en ti.—Agrego de la nada, rompiendo ese hermoso y ya inexistente silencio.
—¿Perdón? ¿de que hablas?.
