Narra Keira
Mi vida nunca ha sido fácil, mi madre me abandono cuando tenía 11 años y de mi padre llevo sin saber nada desde hace más de 20 años.
Me llamo Keira y tengo 22 años, desde que tengo 11 he vivido en un orfanato y a los 18 conocí a la que es hoy en día mi mejor amiga, con la cual convivo desde que soy mayor de edad, pero eso pronto cambiará ya que tengo pensado mudarme con mi pareja.
...
La casa está llena de cajas ya que en 4 días me mudo con Herman, mi pareja.
Daia mi mejor amiga no para de taladrarme la cabeza todos los días diciéndome que Herman es una mala persona y que no me conviene estar con él, yo nunca le hago caso porque aunque ella sea mi mejor amiga no es nadie para opinar de mi pareja si no le conoce.
-No quiero que te vayas- dice Daia agarrando una de las cajas que acabo de dejar y llevándosela a mi habitación.
-Daia deja la caja en su sitio- la contesto yendo a mi habitación y volviendo a agarrar otra vez la caja.
-No te puedes ir a Alemania.
-España de Alemania no está tan lejos Daia- digo intentando darla un abrazo pero se aparta.
-Ese hombre no deja de comerte la cabeza.
-Es mi pareja.
-Pero no lleváis tanto tiempo como para mudaros juntos y más a otro país.
-Para querer mudarte con una persona no hace falta llevar años conociéndole.
-Pero es que a él apenas le conoces.
-Le conozco lo suficiente como para saber que quiero mudarme con el y hasta aquí llega esta conversación Daia- salgo por la puerta y me voy al apartamento de Herman.
Llamo varias veces a la puerta y nadie me abre, es raro que ninguno de sus amigos esté en casa, pero aún es más raro que el no se encuentre allí.
Le llamo varias veces al teléfono y no me contesta nadie, decido llamar a sus amigos y estos tampoco me responden, que yo sepa los 4 trabajan juntos aunque nunca me han llegado a decir de que trabajan, tanto los chicos como Herman son personas muy poco habladoras y sobre todo bastante antisociales.
Decido esperar unos minutos más pero no soy una persona muy paciente y decido irme.
-Keira amor- escucho a Herman gritar y obviamente yo salgo corriendo a sus brazos.
-Te he extramado mucho- le digo abrazándome a él como un mono.
-Y yo a ti mi amor- dice entrando conmigo encima al departamento.
-¿Dónde están los chicos?
-Se han quedado haciendo unas cosas, así que no creo que vengan hasta dentro de un rato.
-¿Vemos una película?
-Podemos hacer otras cosas cariño.
-Herman estoy con el periodo.
-Sabes que a mi eso me importa poco.
-A ti no te molesta, pero a mi sí, ya tendremos tiempo de follar- digo bajándome de encima suya y sentandome en el sofá y el me sigue.
Decidimos ver una película de terror cosa que no me gusta nada y el lo sabe, pero siempre hace lo mismo ya que el dice que así me puede abrazar y mimar y eso ya es una excusa para dormir con el.
Llevamos más de la mitad de la película y yo no puedo estar más asustada, me encuentro casi encima de Herman y este cada vez que me ve no deja de reírse ya que dice que me veo muy graciosa y adorable.
-Amor si no da tanto miedo- dice quitándome el cojín que me acababa de poner en la cara.
-No te dará miedo a ti pero a mi si.
-Es solo una película cielo.
Acabamos de ver la película y Herman no para de asustarme, aprovecho un momento en el que el se va a la cocina y agarro mi móvil donde me encuentro un montón de llamadas de Daia, decido ignorarla ya que siempre me viene con el mismo cuento de que Herman no merece a alguien como yo y muchas más mierdas.
Suena el timbre varias veces y cuando estoy apunto de levantarme a abrir veo que ya es tarde porque ya está Herman saludando a Tom, uno de sus mejores amigos.
-¿Chiquita qué haces tú por aquí?- dice acercándose a mi abrazándome.
-No sé porqué te sorprende de que ella esté aquí, ya que pasa mucho tiempo aquí y pronto vivirá conmigo- le contesta a Tom aportándole de mi y dándome un beso en los labios.
-Tambien es verdad amigo- dice Tom yendo a la cocina a por una cerveza.
La verdad es que Herman es demasiado celoso, con sus amigos no tanto pero aún así el siempre intenta que no me den muchos abrazos y no estén muy cerca mía.
Acabamos uniendonos a Tom y tomándonos unas cervezas con el, en todo este tiempo mi móvil no ha dejado de sonar.
-Chiquita puedes apagar tu horrible teléfono- me dice Tom bebiendo de su cerveza.
-¿Quién es?- pregunta Herman agarrando mi móvil y viendo que es Daia- ¿está mujer no te puede dejar en paz ni un momento?
-Herman, ella es mi mejor amiga y se preocupa por mi.
-Vale que se preocupe por ti pero ya llega a un punto que parece una acosadora.
-Llevo desde los 18 años viviendo con ella, nos han pasado muchas cosas a las dos juntas y siempre hemos estado muy unidas, así que es normal que se preocupe.
-Amor, vale que se preocupe pero que se interponga en la mudanza ya es demasiado- dice mientras se abraza a mi.
Nos vamos a la cama después de que Tom se fuera de la casa ya que decía que tenía una fiesta la cual nos había invitado pero ninguno de los dos tenía ganas de ir.
Me despierto con una agonía en el cuerpo y noto que aún es de noche, Herman sigue durmiendo tranquilamente abrazado a mi, pero cuando intento levantarme de la cama el no me deja y me vuelve a tirar, le miro y aún sigue con los ojos cerrados y con la respiración bastante tranquila.
Después de un rato consigo deshacerme del agarre de Herman y voy directa al baño donde vómito, he tenido un sueño tan malo que se me ha revuelto todo.
Después de estar un rato en el baño voy a la cocina y empiezo a pensar en el sueño que he tenido, se trataba de mi padre, en verdad no sé como es ni su personalidad ni nada pero en el sueño salía todo tan nítido y se le veía tan bien.
Estoy un rato más en la cocina cuando decido agarrar el móvil y contestar a uno de los mil mensajes que me ha mandado Daia, la verdad es que me da pena dejarla aquí sola en España, pero cada una debe continuar su vida y de momento nuestro destino no es estar viviendo juntas.
Después de estar bastante tiempo pensando decido volver a la cama.
-¿Dónde estabas?- me pregunta un adormilado Herman.
-No me encontraba muy bien.
-¿Necesitas algo?- dice sentándose en la cama.
-No, tranquilo ya estoy bien, vamos a dormir.
-Vale, pero si te vuelves a encontrar mal me dices- nos arropa a los dos y en nada de tiempo nos quedamos dormidos.
ESTÁS LEYENDO
Yo no quería
РазноеElla no sabía donde se metía, solo quería cumplir con ser la novia perfecta. Las personas cambian y Keira lo descubrirá tarde o temprano.