Extra

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Todos se veían tan hipócritas, llorando por mi. Sentí asco, era desagradable ver cuan doble cara eran, ¿Dónde estaban cuando me quería morir? Cuando lloré hasta quedarme dormido, cuando me gradué, aquella vez que por fin conseguí una novia.  No entiendo, ¿Ahora si me extrañan? Que patéticos.

Pude ver la ambulancia llegar a mi casa, a mis padres saliendo de casa gritando el por qué, mi cuerpo enrollado en una sábana celeste y en una camilla. Me dolió verme así, pero yo lo pedí, ese siempre fue mi destino. 
Mi vista se nublo, pues empezaba a llorar, todas esas metas, sueños, risas, momentos que alguna vez pasaron por mi cabeza se esfumaron, creí que mi final iba a ser mejor, desearía en otra vida poder ser alguien, alguien quien ame y sea amado.

Lo lamento, lo lamento tanto, no fui tan fuerte como prometí, me derrumbé, esa culpa no me dejaba en paz, ni aún muerto podía librarme de todo, que asqueroso y miserable era, merecía morir definitivamente, ¿por qué seguía consiente? 

Una voz, escuché a alguien hablar. "Todo va a estar bien, pequeño, voy a darte lo que mereces, ¿si?"

Poco a poco me empecé a desvanecer, vi mis manos deshacerse, me estaba volviendo polvo, perdí la conciencia.

                                                                                  

                                                                                           ~





"Bienvenido al mundo, bebé"   Y un llanto se hizo presente. 




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