Parte 4

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15/01/2015

¿Ya dije que odio los tacones y la escuela?

Pues ahora ya lo sabes. He estado pensando ponerte un nombre, tal vez, ¿Molly?

¡Sí!, me gusta el nombre, desde ahora te llamaré Molly.

Bueno, continuando con lo que te escribía, la escuela se está volviendo una carga más en mi vida, he bajado el rendimiento perfecto que tenía, me cuesta prestar atención a clase, y sobre todo mi vida se está volviendo un caos.

Hoy regrese al salón abandonado donde ayer encontré al chico de mirada azul, no estaba allí, busque por toda la preparatoria y fue en vana mi búsqueda, no lo encontré por ningún lado. La buena noticia de todo esto es: me quedare con la fotografía un día más.

Es muy raro que te escriba esto, pero a veces pienso que aquella mujer de la fotografía es mi consuelo y lo descubrí hoy. Te lo explicare como sucedió.

Bueno en este lugar nadie me agrada a excepción de las dos chicas que me acompañan siempre, Lara y Lea a veces son muy molestas pero me he acostumbrado a su compañía o eso trato de creer, la situación está que aquí la mayoría me odia y estoy en boca de casi media preparatoria, rumores buenos o malos se pasean todos los días por los pasillos de esta escuela hablando sobre mí y es que ya se sabe que si no eres el rumor de la escuela no eres "la chica popular".

Tuve un altercado con un par de chicas que no tenía idea quienes eran, siendo sincera tampoco me interesa saberlo, ellas me humillaron frente a toda la maldita preparatoria, todo esto se desenvolvió cuando tres chicas me tiraron pintura roja en el uniforme tildándome de "zorra", me dolió mucho que me lo digan sin embargo jamás me mostré débil ante ellas, no sabía la razón del por qué lo hicieron no obstante ellas también se fueron humilladas por las palabras que solté.

Sé que estuvo mal lo que dije y me arrepiento de ello, me sentía culpable del como casi todos abucheaban a las chicas cuando se las llevaron a la oficina del director pero eso no implica el cómo ellas me trataron, sus actos no son justificables porque primero yo no hice nada para que me llamaran zorra y segundo me tiraron pintura roja en forma de cruz, ¡Están locas!
No me disculparé.

La fotografía llego a mi mente mientras limpiaba la pintura de mi uniforme en el salón abandonado, así que saque de mi cartera la foto y la observe un largo tiempo, hay algo en su sonrisa y en sus ojos claros como el cielo que me consuela y calman al momento, es como si la tuviera frente a mi dándome un cálido abrazo.

Aunque quiera quedarme con la fotografía no lo puedo hacer porque tengo devolvérsela al dueño que la olvido.

El Diario de Becka MorrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora