Delicias fantásticas

Capítulo 5

A la mañana siguiente, Harry se despierta con un bulto cálido y peludo que se extiende sobre su pecho. Lo acaricia con pereza, sin abrir los ojos y simplemente disfrutando de la sensación del suave pelaje bajo sus dedos, el resplandor rojizo de la luz de la mañana detrás de sus ojos cerrados, la lujosa comodidad de la cama de Percival. Una de las primeras cosas que hizo Harry después de decidir establecerse en Nueva York fue comprarse una cama adecuada para él. Después de años de dormir en cualquier lugar, quería algo suave como el pecado a lo que volver después de largos días de pie. La cama de Percival es incluso más grande que la suya y tiene el beneficio de un gatito kneazle ronroneando y acariciando su cuello desnudo.

Harry abre los ojos y busca a tientas la mesita de noche, donde terminaron sus gafas anoche. El gatito kneazle le da una mirada de advertencia, pero le permite un poco de movimiento.

"Mírate", murmura Harry, volviendo a acariciar al gatito ahora que puede ver correctamente. "Apuesto a que gobiernas la casa, ¿no? ¿Percival cede a tus artimañas?"

El gatito le da una mirada de satisfacción. Es masculino, como Harry recuerda que Percival mencionó, y un kneazle muy atractivo. Tiene al menos unos meses de edad, pero todavía es una cosita joven. Terriblemente adorable. Tiene pelaje negro, medias blancas, orejas largas y blancas y una mirada oscura inteligente y tortuosa que le recuerda a Harry a Crookshanks. No es que alguna vez se lo cuente a Hermione, pero el gatito de Percival es mucho, mucho más lindo.

Aparte de ellos dos, el dormitorio está vacío. Aunque Harry no puede escuchar ningún sonido del interior, la puerta del vestidor está abierta. El ángulo es incorrecto para que Harry pueda ver bien el interior, pero asume que el armario es interminable. Hay un montón de muebles, y el dormitorio no tiene retratos u otras pinturas, pero el papel tapiz es un bosque arbolado y tejido con algún que otro pájaro asomándose.

Harry bosteza, haciendo un esfuerzo por sacar al gatito de su pecho. El tiene hambre. Y quiere algo de tiempo con Percival mientras pueda conseguirlo. En unas horas, tendrá que bajar a la panadería para su turno. Había programado el turno de hoy para más tarde en el día, sintiéndose esperanzado, y su optimismo había valido la pena. Aquí es exactamente donde ha querido estar durante años, desde que conoció a Percival, y lo único que lo haría mejor es si Percival estuviera aquí con él ahora.

Casi como si hubiera sido convocado por los pensamientos de Harry, la puerta se abre para revelar a Percival. Una bandeja de desayuno lo sigue a la habitación, flotando de manera constante sin molestar la fruta, los huevos y el café en la bandeja.

"Podrías haberme despertado", dice Harry, pero sabe que no suena menos que encantado.

"Es mi turno de cocinar para ti". Movimientos de percival para que la bandeja se asiente sobre la cama. "Además, no quería perturbar tu sueño. O el de Lux."

"¿Ese es su nombre?"

"Lux Graves", confirma Percival como el orgulloso propietario de kneazle que es. Es abrumadoramente adorable. Harry podía arrullar. Percival se inclina para besar a Harry ligeramente y liberarlo de las demandas de Lux.

Una vez que el gatito ha sido depositado en el suelo, Harry puede sentarse. Engancha a Percival para darle otro beso, saboreando café en su lengua. Es la nueva forma favorita de Harry de tomar café. Toda la combinación de Percival, del calor de la cama de Percival, de la profundidad del afecto de Percival, lo deja sin aliento. Incluso las garras que se clavan ligeramente en su piel desnuda mientras Lux regresa a la cama no arruinan su estado de ánimo. Está lleno de una felicidad inconmensurable. "Gracias."