¿Puedo besarte?

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*
Kyojuro estaba confundido cuando el niño le pidió que se fuera, su muchacho le dijo que lo amaba y él seguía dudando, pero... Es que el amor no nace de la noche a la mañana, menos aún cuando hace poco se supone que amabas a otra persona.

Admitía el mucho cariño que le tenía a su estudiante, admitía también que le gustaba y que le deseaba tal como lo había mostrado unos minutos antes.

Pero ahora estaba en problemas, Tanjiro estaba recostado en el sofá llorando y el estaba de pie junto a la puerta a un paso de salir.

No, definitivamente las cosas no podían quedarse así.

-Tanjiro...

-Por favor, por favor, por favor, no digas nada.

-No puedo irme asi, no quiero.

El mayor se acercó nuevamente y empezó a vestirlo con delicadeza, casi al final, después de haber buscado las palabras adecuadas le dijo.

-No me malinterpretes, no quiero malentendidos, me gustas, me gustas mucho o de lo contrario no te habría tocado ni un poco, eres mi estudiante y me gustas lo suficiente como para olvidarme de que puedo ser despedido por esto.

La duda se mostró en los orbes contrarios y luego percibió el miedo.

-No, no te estoy culpando ni nada. Me gustas tanto que no quiero compartirte, ni con Sabito ni con Sanemi, ni con nadie, ni siquiera podría tolerarlo. Me di cuenta que intentabas salir con él, y como soy un poco lento, quise pasar más tiempo contigo para saber si aun podía... Tenerte.

-¿Lo hiciste a propósito?

-Si, lo hice. Te separé de él porque me ponía celoso, admito que todo este tiempo he querido estar contigo, pero tú llevas mucho más tiempo que yo con estos sentimientos, entiendo que me digas que me amas, pero de mi lado, hace tan solo unos días que lo noté, que si te dijera eso, dudaría de si estoy siendo sincero.

-Rengoku-sensei... Yo... No quiero volver a hacer esto con usted.

El rubio sintió un nudo en el estómago y lo miró con evidente pánico, le sujetó las manos y lo jalo a él con un beso en los labios.

-No, no y no, quiero estar contigo, quiero que tengamos una relación, un noviazgo, quiero sacarte a pasear, se que lo hice todo al revés, pero de allí a no volver a tocarte...

Su cabellera burdea se desató y la cinta que adornaba su cabello cayó al piso.

-Lo lamento

-¡Tanjiro! Mi chico -Rengoku lo miró con esos ojos dulces y llenos de tranquilidad, trasmitiendo todas sus emociones.

-Quiero estar a tu lado, sé que pronto podré decirte de la mismo forma esas palabras que tanto anhelas oír, pero... Por lo pronto, dame una oportunidad y se mi novio, prometo que cuidaré de ti y te atesorare.

En un estira y afloja, cada vez más enredados en sus palabras, al final Tanjiro sede y lo abraza por el cuello, sus lágrimas no son de tristeza, son de felicidad, su sonrisa es tan genuina que no sabe cómo podría sentirse más feliz.

Ahora caminan juntos, se miran siempre a escondidas, pero sus amigos no tardaron en notar la clara evidencia de que en ellos hay una relación.

Tanjiro se esconde entre sus manos cada vez que le preguntan cómo es que las cosas llegaron a esta conclusión y Kyojuro se sonroja visiblemente cada vez que Sanemi le recuerda que esa primera vez estaban en su oficina y que quizá debería haberlo llevado a un lugar más íntimo.

Y sin embargo, a pesar de saberse en una relación, lo único que sigue sin poder tolerar es la amistad entre su muchacho y el joven de cabellos melocotón.

*

Kyojuro tuvo que asistir a un par de cursos, así que dejó de ver a Tanjiro por unos días, pero su sorpresa es grande cuando llega y ve a Kamado siendo abrazado por Sabito.

Están a unos días de finalizar el año escolar, han mantenido bien el secreto de su relación a todo el mundo, hasta que ve eso... Y no sabe si puede controlarse, pues su chico está escondido en el pecho ajeno.

Minutos después se da la vuelta y decide no decir nada, ya tendrá su oportunidad para hablar con Tanjiro y aclarar esto.

Más tarde...

El joven de cabellos burdeos entra a su tan habitual oficina, donde hace todos los trabajos de ayuda que le pide su amado.

Kyojuro lo sorprende por la espalda y le abraza, después sigue besando su cuello mientras cierra la puerta para no ser visto por nadie.

-¿Rengoku-sensei?

El rubio suspira un beso y luego le pregunta.

-¿Y bien? ¿Que hacía mi chico en brazos de otro?

El sonrojo en la cara de Tanjiro es evidente y eso desespera al mayor que le muerde un poco el cuello.

-Sabito se va apenas termine el ciclo, me lo ha dicho hoy, pensé que se quedaría.

Rengoku se siente avergonzado de su actitud, sabe que Tanjiro y Sabito viven juntos y que se sentirá muy solo cuando su amigo se vaya, pero no quiere que alguien más toque a su muchacho.

-Entonces era una despedida, lamento ser tan cruel, pero no quiero verte más cerca de esa persona, tu eres muy importante para mí y ten por seguro que solo estoy esperando a que te gradúes para cortejarte abiertamente.

Ambos se quedan en silencio.por unos segundos y siguen trabajando, ahora estando más tranquilos, porque fueron honestos con sus sentimientos.

Puede que hayan pasado apenas cuatro meses, pero el ciclo escolar ha llegado a su fin y Sabito se ha ido de casa desde un día antes, y ha sido hasta el siguiente día que ha visto a Kyojuro y finalmente este lo besa con mucha pasión, en un pequeño jardín, da igual si es público, no pueden resistirse por más tiempo a estos enormes sentimientos.

Tanjiro se ha quedado mudo cuando el mayor le dice con dulzura.

-Me gustas, te amo.

Se ha quedado quiero, lo sigue mirando y está suspirando tanto que siente si aliento en su interior, casi como un remolino en su garganta.

-¿Puedo besarte?

Es absurdo que pida permiso ahora, sobre todo cuando lo ha besado antes, pero lo mira con aprobación y ternura.

-Puedes.

Lo que Tanjiro no sabe es que ese beso no significa una caricia, sino un permiso mucho más grande, uno que descubre cuando sin aliento visualiza su mano izquierda y ve un anillo de compromiso, fino, delgado y apenas con tres zirconias pequeñas incrustadas.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora