Capítulo 2

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Capítulo 2

Destino...

Mis ojos hinchados, mi respiración agitada, el vacío en mi estómago que se intensificaba con cada segundo que pasaba y las lágrimas bajando por mis mejillas involuntariamente, todo eso duele más cuando es provocado por alguien en el que invertiste tanto tiempo y cariño.

Mi apariencia no es la mejor, en realidad nunca lo ha sido, pero mi actitud lograba mejorar cómo me veía. Hoy no tengo ninguna, ni la actitud ni la apariencia, soy un pequeño zombi deambulante de 1,56cm que camina de un lado al otro en el aeropuerto.

—Disculpa, ¿este asiento está ocupado? — una suave y ronca voz interrumpe mis pensamientos. Al parecer en algún momento en el que intentaba no entrar en una crisis mental, había tirado mis cosas en cualquier asiento que encontré.

—No... no claro que no — nerviosa quito las cosas del asiento, las tiro al piso y no mucho después me lanzo junto a estas.

Recostada a una pared, en el suelo, mirando la nada, sus palabras vuelven a rondar mi mente y unas cuantas lagrimas volvieron a humedecer mis mejillas, me siento destrozada, nunca pensé estar en esta situación, y menos el día que se supone que necesito más apoyo, mi familia nunca me apoya en las decisiones que yo tomo, en esta situación ni en ninguna puedo esperar algo de ellos, la única persona que siempre me apoya es mi abuelita, ella es el ángel que cuida que este pequeño desastre no caiga entre los demonios.

El chico suspira e interrumpe mis pensamientos —No te quedes ahí, párate— se desliza un poco hacia el lado y golpea un poco el asiento como indicación para que me siente con él. Me levanto y me hago lanzada, literalmente, derrotada a su lado, el parece notarlo — ¿Te ves agotada, estás bien?

¡La confianza nos sobra al parecer!

Mi cara toma una expresión confundida y él lo nota, sus mejillas se enrojecen y se encoge de hombros como un perrito regañado.

Debo admitir que se ve muy tierno...

¡Lo acabas de conocer!

¡Basta!

Las voces en mi cabeza me van a hacer visitar un psiquiátrico si no es que termino en uno antes por voluntad de mi madre.

—Si, estoy bien...— unas cuantas lágrimas se derraman de mis ojos y rápidamente las seco, me iba a deshidratar si seguía así.

El desconocido suspira e inclina su cabeza hacia atrás, como estúpida me quedo mirándolo, no había notado su apariencia desde que había llegado, mis ojos se pasearon por todo su rostro, debe tener uno o dos años más que yo, su cabello castaño, un poco despeinado, tiene un ligero movimiento por el viento que producía el aire acondicionado posicionado justo arriba nuestro, su piel pálida deja resaltar unas cuantas pecas distribuidas por su nariz y mejillas, sus rosados labios, que sin duda hacen el contraste perfecto con su piel blanca, se notan un poco deshidratados y sus ojos color azul marino que combinan a la perfección con toda su apariencia, tienen un brillo único.

Lo miro detenidamente durante un rato, cuando la baba ya casi toca el suelo, él vuelve su cabeza lentamente hacia mí y quedo atrapa en sus ojos azules, el frunce el ceño y suelta una pequeña risa burlona, mi cara de idiota enamorada cambia a una de niña confundida preguntando por qué le dijeron de ir por un helado y ahora están en el dentista.

El chico sonríe maliciosamente —¿Ya terminaste de imaginarte una vida conmigo o aún te falta follarme en tus pensamientos? —se levanta, toma sus cosas y se inclina un poco hacia mí—Soy Jake, por cierto, Jake Miller... deberías tomarlo en cuenta si voy a ser el próximo en tu cama—el desconocido, ya no tan desconocido Jake rompe la distancia y lo veo alejarse.

Y por segunda vez en el día me dejaron sola, en el aeropuerto, sentada mientras lo veo alejarse.

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2021 ⏰

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