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  Las cosas mejoraban y empeoraban, pero es que Jaemin no sabía qué responder. Solo estaba en silencio mientras caminaba de regreso con Jeno a su lado. El ambiente era incómodo, sentía felicidad y horror invadir todo su cuerpo, no sabía qué pensar o sentir, aunque una pregunta seguía estando clara en su cabeza.

  ¿Qué era Jeno?

  Todo apuntaba a que no eran para nada amigos, mucho menos amigos con derechos. No existía el término amigo cuando hablaba de él y ya se lo había explicado a si mismo un montón de veces. La interrogativa le retumbaba la cabeza. ¿Qué sentía por Jeno?

  — Un mundo —mencionó en voz alta. Jeno paró en seco con una ceja alzada, y observó quietamente al chico.

  Jaemin le vio, le vio por primera vez como nunca lo había hecho. Un mundo. Un mundo creándose en su interior, algo así como todo lo bello que podría existir y todo lo malo. Tantos sentimientos por una cosa en específico.

  — ¿Qué? —preguntó Jeno confundido.

  Jaemin esbozaba una sonrisa amplia y siguió con la interrogativa, mientras recorría la mirada por el chico. Sus facciones, su cabello, sus ojos. La manera en la que lo observaba era distinta. Todo pareció cambiar ante el cambio de la pregunta, ¿qué sentía por Jeno? ¿Esto era correcto? ¿A caso era posible que el cambio de una pregunta le permitiera responder de manera concreta? Sabía lo que Jeno no era por los sentimientos que tenía, entonces los sentimientos serían la respuesta.

  — Siento... Maravillas —volvió a hablar Jaemin.

  Eso era. Maravillas. Se sentía maravillado por poseer a alguien tan bueno en su vida, alguien que lo apoyaba ante cualquier problema sin dar respuesta a las malas críticas. No lo juzgaba por lo que decían las demás personas.

  Jeno evitaba preguntar más, solo comprendía que Jaemin intentaba explicarle algo que quizá era importante y presentaba atención para poder comprenderlo de la manera en la que el castaño lo deseaba. Le parecía estar escuchando todo de manera incorrecta, por esto decidió no distraerse con sus bellas facciones e intentar procesar toda la información que entraba.

  — Jeno, eso es lo que siento por ti —volvió a hablar Jaemin—. Un mundo, maravillas, sé que te quiero con mucho de mí. Sé que parte de mí intenta hacerse el distraído para no caer en cuenta.

  Jeno se sentía explotar. Quería gritar de felicidad, alzar al chico por los aires y plantarle un beso en los labios para abrazarlo con fuerza. Pero se contuvo. Quería, de igual manera, escuchar más; saber lo que el menor quizá había retenido y atesorarlo en sus recuerdos por siempre.

  — Lo que quiero decir es... Creo que me enamoré de ti desde que —Jaemin observó la cara de Jeno con mucha felicidad. Las facciones del otro, sus expresiones, todo.

  Todo era perfecto. Amaba su manera de ser. La genialidad que cargaba encima, lo callado y sarcástico que era cuando ameritaba serlo. Le gustaba que era frío con muchas personas pero que con él era un ser cariñoso y amoroso. Le gustaba que le apoyara, le gustaba que siempre estaba sin importar qué. Jaemin caía en buena cuenta, supo verlo de la manera que nunca había descubierto.

  Y no lo estaba inventando. No estaba bromeando. No era simplemente el pesar de la confesión pasada, no tenía que ver con aprender a amarlo, ni estaba enamorado de sus actos. Estaba enamorado de lo que Jeno era, no de lo que nuestraba ser. El Jeno auténtico, y estaba así desde hacía bastante tiempo atrás.

  — Desde que me di cuenta de lo mucho que vales —respondió sincero—. Jeno, no me enamoré de la persona fría que todos creen que eres. Me enamoré del chico de biblioteca que estaba solo leyendo. Ese que me dijo que hablaba mucho, el que estuvo conmigo a pesar de todos los rumores.

  Jaemin apreció la cara de felicidad. Todo de Jeno era bello, todo en él parecía tener un buen sentido de lo lindo y correcto. Tenía defectos que le alegraban la vida, actitudes apresuradas que le hacían reír fuertemente. Jeno era el nuevo mundo que hasta aquel entonces amaba.

  Jeno entendía a Jaemin. Y lo hacía a la perfección.

  — Me siento muy feliz, Jae —sonrió Jeno—. Siento que mis ilusiones no están rotas.

  — Me alegra que sientas eso, supongo que es bueno —río Jaemin—. Y por si no ha quedado claro... Claro que estoy enamorado de ti, Jeno.

  Jeno se apresuró a abrazar al Menor con tanto cariño que el otro se sorprendió. Un abrazo, un abrazo de amor puro que Jaemin supo corresponder. El mejor abrazo de sus vidas.

boyfriend [Nomin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora