Inicio y Final; Son mejores juntos

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-Las gotas de lluvia-

Y para su mala suerte; no estaban allí. Ya no más. Se encontraba sola e inquieta. ¿Cómo se encargaría de las deudas? ¿Cómo terminaría su carrera? ¿Cómo viviría? 

Si, tenía a sus amigos y algunas personas cercanas a ella; pero no es suficiente. 

Por primera vez en su vida, Laura debía afrontar la adversidad; pero ella sentía que no tenía armas eficaces contra la nueva situación. Sus padres la dejaron en completo abandono. Mentiría si no dijera que se sentía asustada y traicionada. 

Pero no era momento de lamentos. Tenia que hacer algo y ya sabía, al menos, por dónde empezar: Su amigo de la infancia. Por ahora podría recurrir a él. 

Se adentró a la casa, subió las escaleras hacia el segundo piso e ignorando la habitación de sus padres, entro a la propia. Noto rápidamente que todas sus cosas seguían en el lugar, por lo que, tomando la única mochila que tenía, guardo lo necesario para estar dos días fuera de su refugio temporal. Tres mudas de ropa, dos pares de calcetines, una gorra, bloqueador solar y con lo que ahora se vestirá. 

Luego de alistar todo, bajo rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos, se vio ahora en la casa de su amigo. Dos toques ligeros pero lo suficientemente fuertes para llamar la atención, pero, nadie abrió la puerta. En cambio, esta se abrió por su cuenta. 

Le pareció raro, al principio. Pero considerando lo que ya había pasado; le dio igual. 

Entro al hogar de su amigo, con dirección al cuarto de este, y a medida que se acercaba, escuchaba voces. 

Al entrar a la habitación, no solo se encontró a su amigo, si no que a su enemiga de nacimiento; Diana, la desgraciada estaba de la mano de su supuesto amigo en la cama. 

—Y de pensar que necesitaba tu ayuda. ¡Maldito traidor! — musito Laura una vez los dos tortolos se dieron cuenta de su presencia. 

—Laura... Yo... Déjame explicar- 

—Seré breve. Necesito que me ayudes; mis padres me han abandonado— interrumpió Laura, mirándole directa y seriamente. No hay tiempo para rodeos. 

Diana, quien presenciaba todo en completo silencio, decidió que lo mejor era irse y dejarlos solos. Le dijo, a su ahora novio, que regresaría más tarde. Se fue de allí.

Y en ese momento, Andrés no sabía si acompañar a Laura o si mejor esperaba a Diana en su casa, ya que su amiga le pidió que la siguiera a un lugar más tranquilo. Aquel sitio de arena y agua, donde solían jugar y hacer todo tipo de locuras en las tardes. 

—Laura, querida amiga. Yo ahora tengo a alguien que amo con mi corazón. No me malinterpretas, te quiero ayudar, pero, también quiero ayudar a Diana— dijo Andrés, queriéndose acercar a la chica, mas no pudo pues ella se alejo con sus ojos mojados. 

Laura soltó una carcajada un poco histérica y sin decirle una palabra se dirigió a la playa. 

Miró el cielo, que ahora se encontraba gris. Anunciaba que pronto él lloraría sobre su amor imposible; la tierra. Poco a poco sintió que algo se deslizaba por sus pálidas mejillas, estaba llorando.

Lloraba de lo mal que se sentía, de la mierda de persona que es. Quería gritar, pero la voz no le salía.

Se dejo caer en la arena, de rodillas. Agacho su cabeza, mirando sus manos y recordando todo lo que tuvo que luchar por llegar a donde esta.

Todo ese esfuerzo tirado al tacho de la basura. ¿Solo por los sentimientos?

Más tarde, rompería su amistad con Andrés. Dejaría de hablar con él e ignorándolo todos los días por las mañana, cuando el chico intentaba entablar una conversación. Terminaría de perder a la única persona de la que algún día se enamoró perdidamente. 

Su amor no correspondido se mudaría de pueblo; una nueva oportunidad laboral se le presento. Ni un adiós se dijeron.

Ya no bailaban hasta el amanecer; tampoco salían a cenar; sentía una profunda soledad. 

Al final, luego de tantas luchas y noches en vela, el vacío de su pecho. Aquel triste y frío vacío, que a la vez se sentía tan real y cálido, fue llenado.

El cuerpo lo encontraron debajo de las vías de tren por un joven chico. Estaba irreconocible y solitario. Ningún familiar vino. Ninguna lagrima se derramó ese día.

Y un domingo, a las diez de la noche, terminó en una fosa común. Su alma reclamada por las nubes de lluvia que le lloraban a la tierra y le veían con tristeza. 

Ahora Laura lloraría junto a ellas.

































































































































































-Fin-













































































































Primer One-Shot. Era una tarea. Espero y les guste.

Regalo para todos mis seguidores y todos los que cumplen en este bonito mes.

Os quiere: Zhamin.

"Duerman y estudien, en vez de andar buscando pareja"

Una Ultima SemanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora