─◌ ❝ cuando aún se están conociendo y besarse los pone nerviosos, pero se siente tan bien que no quieren que acabe—❞
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Siempre he sido alguien a quien le gusta estar conmigo mismo —dio un sorbo a su bebida y me miró por un par de segundos antes de devolver su mirada al abismo— Que la gente invada mi espacio personal no es algo bueno para mí, pero...
No quería interrumpir su momento de filosofía pero el estar escuchando White Ferrari y el tener su cuerpo tan cerca del mío me pedía a gritos que le interrumpiera y le exigiera que continúe.
Las estrellas brillaban tanto que si sacara mi cámara e intentara tomar una foto me sentiria decepcionada por no ser capaz de captar lo que mis ojos podían ver. La luna era hermosa también, tanto que me daban ganas de llorar sin tener una razón clara.
Intenté acercar mi mano a la suya pero me aterraba la idea de que él se aleje de mi en el momento que lo haga. Creo que se dio cuenta de mis intenciones y cuando alejé mi mano de golpe y esperé que me pusiera en mi lugar me dijo algo que me dejó despierta todo la noche.
—Pero cuando estoy cerca de ti se siente diferente.
Creo que no es muy bueno con las palabras, o quizás yo soy muy mala entendiendo.
—¿Diferente? —cuestioné— ¿En el sentido bueno?
Una sonrisa ladina apareció en su rostro y dejó a un lado la bebida que hace unos minutos tenía, esta vez no fieros segundos fugaces los que usó para observarme, se sentía como si estuviera viendo a detalle cada una de mis pecas la forma en la que mi cabello caía por mi rostro.
Me enseñó su mano y creo que fue ese sexto sentido lo que me hizo poner la mía sobre la de él, sentirlo era tan... No tengo palabras para describir como era sentirlo.
Entrelazó sus dedos con los míos y regresó su mirada a la vista de la ciudad que te damos frente a nosotros. Me acerqué a él y eso fue suficiente para que pasara su brazo sobre mis hombros y entrelazara nuestras manos otra vez.
—En el sentido que gusta tenerte así —dijo viéndome a los ojos, su mirada era tan profunda que podía sentir mis latidos acelerarse cuando intentaba entender que pasaba dentro de su mente— Sí, en el sentido bueno, porque últimamente eres tú en quien pienso antes de cerrar mis ojos al dormir y también eres mi primer pensamiento cuando abro mis ojos al despertar.
Quería lanzarle un comentario diciéndole lo cliché que sonaba eso y como eso es lo que diría un chico sacado de un fanfic, pero algo dentro de mí me estaba obligando a besarle, mis ojos ya no estaban en los suyos, mi mirada estaba en sus labios y me arrepentiría por el resto de mi vida si no le hago saber que soy suya, porque lo soy, desde que lo vi, desde que me hizo sentir viva, no porque le pertenezco, si no porque me conoce tanto que merece todo lo bueno que quiero darle.
—¿Puedo besarte? —pregunté mientras mi frente chocaba con la suya, mi flequillo tapaba un poco mi vista pero podía sentir completamente la necesidad de llenarme de él, no en un sentido físico, simplemente le necesitaba en una forma que no he necesitado a nadie antes.
—¿No es eso lo que los chicos les preguntan a las chicas? —soltó mi mano y esta vez sus dedos deambulaban por mi nuca mientras su otra mano pasaba por mi cabello.
—No me jodas —dije alejándome unos centímetros, pero él fue más veloz y me acercó de lo que habíamos hecho antes.
Sus labios se sentían como una constelación, eran tan inexplicables que dejé de pensar en tonterías y dejé que mi mente se quedara sin ningún pensamiento, sólo era él, sus labios, los míos, se sentía como el apocalipsis.
—¿No me jodas? —estaba vez estaba riendo en medio del beso— ¿No?
Se acercó otra vez y esta vez permitió que sus manos bajen, mis manos enredadas en su cabello, el sabor a café me empezaba a parecer agradable y la canción de Cigarettes After Sex de fondo me hacia querer tenerlo así para siempre, escaparme a una isla desierta y pasar el resto de mi vida con él. Bueno, eso era algo exagerado para ser solo un beso, pero era la primera vez que sentía algo así con alguien.
—Con esa boca me besas, ¿dónde dejaste los modales de mujer culta y refinada que siempre...? —me abalancé sobre sus labios otra vez, no sé cómo aguantaba la risa porque soy de las personas que se ríen en los momentos serios, pero al parecer el también lo es.
—¿Con esa boca? —pregunté retirando el cabello de mi rostro— Cállate.
Me alejé de sus labios y recosté mi cuerpo sobre el pasto, el cielo seguía igual de lindo que antes pero ahora no era eso lo que me tenía con una sonrisa de adolescente enamorada en el rostro.
Él se acostó también, extendió su brazo y recosté mi cabeza en su pecho. Escuchar sus latidos me tranquiliza, creo que esa es mi parte favorita de abrazarlo, además de todas las sensaciones que me provoca tenerle cerca.
Pasamos así un tiempo, el silencio no era incómodo, al contrario, se sentia bastante bien abrazarlo y ya, sin decir nada, solo existir.