"Escriban con..."

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Lux dejó las cosas sobre su pupitre al llegar. Le agradaba bastante aparecerse en el aula temprano, aunque no fuera la suya. O al menos eso acostumbraba en su antigua escuela. Y esa costumbre de colarse en aulas que solían estar vacías también era costumbre ahí. Es una lástima que nada sea como en su anterior escuela, porque al ver a cierta joven en particular, se plantó en su lugar, deseando no hacer ruido y ni pensar en moverse porque la podía ver. Pero Katarina era muy incierta, con esa mirada despreocupada y tan atenta a la vez.

Un mundo diferente.

Dejó de respirar cuando se quitó un auricular en cuanto captó su mirada. Sin quererlo, la mirada se le fue a la cicatriz que surcaba su ojo izquierdo por admirar el contorno oculto de su rostro entre su cabello.

— Buenos días. — Alcanzó a decir, fingiendo tomar con naturalidad su presencia.

— Hola.

— Estaba la puerta abierta y no creí que hubiera nadie aquí. Lo siento.

Katarina asintió, cerrando la puerta. Le echó una mirada con una de sus manos todavía recargada en ella. En la otra llevaba un libro y Lux notó cómo separaba la página donde estaba con uno de sus dedos. Debió verse muy confundida de un momento a otro cuando la más grande se sentó a su par, en otro pupitre.

— Entra mucha luz.

— ¿No lastima tus ojos?

— ¿Qué?

— Leer... sin luz. — Katarina rió levantando un poco los hombros como respuesta, se acomodó y se dispuso a seguir. — A mí sí.

— En las bibliotecas no suele haber mucha luz tampoco.

— No es eso. Las luces tienden a ser cálidas, es por eso que lo sientes así. Favorece la concentración. Las luces azules sólo te fatigan y te hacen leer menos.

Lux vio cómo alzaba una ceja, pero se guardó cualquier tipo de expresión.

— Creí que era la única que pensaba eso.

Respiró por fin.

— Es un hecho. Debería ser una regla como establecimiento académico.

— ¿Ratón de biblioteca? — Dijo Katarina, como queriendo sonreír.

— No lo diría así...

— Yo sí.

— ¿Te gusta leer?

— ¿Se nota mucho? — Lux rodó los ojos entre media sonrisa. — Algo así.

No quiso indagar más. Sabía que iba a caerse en un hondo hoyo si seguía preguntando, más que nada por la comodidad de la otra. Se dispuso a hacer lo mismo, que era el primer propósito al haber llegado ahí. Revisó su teléfono y tenía cuarenta y tantos minutos más en los que no sabría qué hacer. No deseaba irse de ahí.

Se preguntó si Katarina tenía algo más que hacer. Abrió su novela en la página que había dejado a medias antes de llegar y siguió en lo mismo un rato. Pronto, disfrutó el silencio tan acogedor y el viento fresco que entraba apenas por las persianas. Olía a petricor. Quizá sería un día nublado.

— Leí tus mensajes.

Lux miró el perfil de Katarina, pero ella también la miró.

— ¿Disculpa?

— Quería decirte que cuides más tus cosas. El intendente no es muy amistoso cuando se trata de devolver cosas perdidas.

— ¡Oh! No te preocupes por eso. Enserio te agradezco. No cualquiera hace esas cosas y Ezreal no estaba cerca. Lamento habértelo enviado tan tarde, no quería despertarte.

Casualidad. [Kata/Lux]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora