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Billy nunca ha ido a un barbero.
Sus padres le cortaron el cabello, luego él lo cortó y luego dejó de cortárselo por completo. Se hizo bastante largo, su naturaleza salvaje y descuidada siempre te ha atraído.
Pero, cuando te acercas detrás de él para darle un abrazo espontáneo (como lo haces con frecuencia), te das cuenta de cuánto a crecido.
“Tu cabello.”
“¿Cabello?” Billy pregunta, mirándote por encima del hombro.
Cuando conociste a Billy por primera vez, su cabello llegaba justo debajo de la mandíbula. Ahora, le hace cosquillas en la parte superior de los hombros. Tomas la espesa masa morena de cabello en tus manos y juegas con ella. A Billy le gusta eso.
“¿Qué pasa con el cabello de Billy?” Pregunta de nuevo, más suave esta vez. “¿Hay un conejito de polvo atascado en él?”
Te ries. “No. Es largo.“
Billy se da la vuelta y se apoya en la encimera, disfrutando de tus cuidados con su cabello. “¿El bebé quiere cortarlo?” Pregunta, probando su cabello con su propia mano. Es un poco largo, ¿verdad? “¿Tienes tijeras?”
“No, no, quiero ... me gusta”, le dices rápidamente. “Es realmente bonito”.
“Bonito”, repite Billy. “Billy es bonito”.
“Sabes que eres bonito”, te burlas, mayormente bromeando. El rostro de Billy se tuerce en una sonrisa y asiente. Él sabe.
Billy entierra su rostro en tu cabello, inhalando su olor y besando ansiosamente la línea del cabello. “Bebé también es bonita”, murmura. “Bonita, bonita, bonita. Billy se mantendrá el pelo para ”.
A Billy le gusta cómo se ve su cabello ahora, aunque no lo admitirá, le encanta cuando se lo cepillas. Lo más probable es que el cabello más largo signifique más cepillado. Además, al reflexionar sobre su situación en este momento (apoyado contra el mostrador, abrazándose, las manos explorando el cabello del otro, riendo y hablando), Billy no puede encontrar nada malo en dejar que su cabello crezca, al menos por el momento.
Besas su mandíbula y te alejas. El cabello de Billy es más hermoso cuanto más lo miras. “Tienes que dejarme jugar con esto todo el día”, murmuras.
Billy tiene el instinto de hacer una broma desagradable, pero no lo hace. En cambio, asiente. “Hazlo ahora, hazlo ahora. Billy no está ocupado” suplica con esa misma sonrisa diabólica, esas elegantes manos serpenteando alrededor de tu cintura y tratando de mantenerte en sus brazos.
Pretendes intentar escapar, pero ciertamente no tienes a donde ir. Billy, que también es consciente de esto, simplemente te abraza más fuerte. “¿Palabra mágica?” Preguntas, juguetón.
Billy te agarra la muñeca y la sostiene con fuerza, como a ti te gusta. “Ahora.”
¿Quién eres tú para negarselo, cuando usó la palabra mágica?
