Lune Prewett, como su nombre lo indica, Luna en francés.
Ella brillaba como la Luna, pero los fantasmas del pasado comenzaron a desvanecer su brillo.
Remus Lupin. Un hombre lobo que creía que era incapaz de recibir amor. Una persona que cuando esta...
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Se separaron y juntaron sus frentes sonriendo. Miraron hacia abajo a sus collares juntos, tal como sus dueños. Volvieron a sentarse en la manta, ahora sin soltar sus manos. Ya habían cenado y llegaba la parte del postre. De la canasta, Remus sacó unos recipientes y sirvió helado que estaba guardado con un hechizo para que no se descongele. Comían y reían felices por cómo estaba siendo aquella hermosa noche.
-¿Así que toda mi familia y Alex te ayudaron?-Lune reía por aquello.
-Si, se veían incluso más emocionados que yo, y eso es decir mucho.-respondió Remus.
-Igual supongo que la idea del traje y vestido fue de Alex.
-Si, no se porque insistía tanto pero me encantó la idea, te ves preciosa.
Ante eso, Lune se sonrojo. Como ya la noche comenzaba a caer, empezaba a refrescar. Le pregunto a Remus si tendría un abrigo y él respondió que en la canasta debería haber uno. Al mirar dentro encontró, además del abrigo, un sobre.
-Remus,-lo llamo.-¿esto es tuyo?-pregunto.
Él la miró confundido y negó. Ambos decidieron abrirlo para al menos entender de dónde había salido. Dentro de este había un papel y al leerlo se dieron cuenta que no decía cualquier cosa.
La luna miraba al planeta.
El planeta miraba a la Luna.
Eran ellos dos.
Solos.
La luna le hacía compañía.
El planeta le hacía compañía.
La luna mostraba su brillo al planeta.
El planeta disfrutaba ver ese brillo.
La luna tenía su lado sin brillo.
El planeta tenía su lado sin brillo.
Ambos encontraban consuelo en el otro.
Ambos eran eso.
Luna y planeta.
Planeta y Luna.
Remus era el planeta.
Lune, la Luna.
Porque él era el planeta y ella era su luna.
No rimaba, no era largo, pero para ellos era perfecto. Claramente sabían quién lo había escrito y su propósito. Sentían que explicaba perfectamente su relación y todo metafóricamente. La última frase los describe. Más adelante le agradecerían a Alexander aquel gesto. Ahora su velada solo mejoró y esta terminó con ambos dirigiéndose hacia sus respectivas casas. Y por último, con un beso de despedida y con la idea de que ya tendrían una cita planeada. La primera de muchas más.
𝐅𝐈𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐀𝐂𝐓𝐎
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Nota de la autora:
¡Hola! Terminamos el segundo acto. Capaz se esperaban más pero quise hacerlo hasta ahí.
Fue un capítulo corto, muy corto.
¿Qué les pareció? ¿Les gustó el poema? La verdad no suelo escribir poesía.
Voy a adelantar que estoy escribiendo otra historia junto a mi amiga sabriunu. Es de Regulus y ya la voy a empezar a publicar. Además, comparte el mismo universo con Lune.
