↬𝙎𝙚𝙘𝙤𝙣𝙙 𝙆𝙞𝙨𝙨

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- Adelante. - dijo Ni-ki dejando subir primero al autobús a su mejor amigo.

Buscaron un asiento alejado de los demás pasajeros. Se decidieron por los de la última fila justo en la ventana, escondidos en una esquina del vehículo donde nadie se interesaba en mirar.

Pronto Sunoo comenzó una plática como todos los días, sus pláticas habituales sobre los maestros o los chismes que corrían por el salón.

-...Y por eso Australia es el mejor país. - concluyó su redacción Sunoo sacando de su bolsillo un tubito con bálsamo para labios sintiéndolos secos después de haber hablado tanto.

- Querrás decir que te agrada la gente Australiana. - abordó la idea Riki mirando detenidamente como los bofes de su amigo se volvían rojizos ante la fricción con el cosmético.

- ¡Tenemos muchos amigos australianos! Jake, Chan, Felix ¡Y Sia es Australiana! Sia es la mejor cantante de esta época.

- La mejor de esta época, más no de todas.

- ¿Cuál es la mejor entonces? - abrió el debate Kim

- Michael Jackson y Kim Kibum.

- ¿Me creerás si te dijera que jamás en mi vida he escuchado una canción de Michael Jackson?

- Me decepcionas. - Sunoo moldeó su rostro en una expresión de desagrado como era costumbre, el de menor edad rió viéndolo sabiendo que después le jugaría buen zafarrancho; viendo acercarse su destino ambos se levantaron de sus asientos algo incómodos para timbrar el timbre y bajar del autobús de cara a la casa del coreano.

Cómo era habitual la madre de Sunoo no estaba, realmente nunca estaba y ni hablar de su papá, ser trailero le consumía todo el tiempo y rara vez estaba con su familia; por parte del japonés no era diferente, con una madre limpia casas y un padre comerciante no se podía dar el lujo de tenerlos en casa tanto como quisiera.

- ¿Si te ayudo en inglés me ayudarás en matemáticas? - inició un tratado el mayor.

- Me parece justo. Pero... - ese ya conocido filtro en su voz de que quería algo a cambio por el trueque se encendió. - Yo ya te pagué la tarea pasada, ¿Me pagarás por ésta?

- Que molesto eres.

- ¿Me vas a pagar o...? - un dedo del de bonitos cachetes lo interrumpió poniéndose sobre sus labios abruptamente.

- Tú ganas.

Sacando libros y cuadernos de la mochila iniciaron el trueque de pasarse tareas mutuamente; Sunoo le explicaba con paciencia los temas de inglés y Ni-ki hacía lo mismo con matemáticas, haciendo que al final el contrario se diera cuenta de que no era tan complejo y le agradeciera apuntando en el libro o en el cuaderno sus enseñanzas. De vez en cuando tenían que encender sus celulares para buscar en internet ya que ninguno sabía con exactitud la respuesta y no deseaban tener una tarea equivocada.

Dándose las ocho en punto de la noche Ni-ki anunció al mayor que debía retirarse de su casa para irse a la suya aunque supiera que estaría solo hasta probablemente más de las 3:00 AM.

- Me voy. - dijo el japonés tomando su material escolar para meterlo a la mochila. Sunoo se despidió con un gesto con su mano y sonrió. Apenas daba Ni-ki un paso fuera de la casa la sonriente carita de Sunoo cambió.

- Ni-ki, - murmuró muy por debajo de lo humanamente audible. - Ni-ki - aumentó un poco el sonido pero aún siendo imperceptible para los oídos del extranjero - ¡Ni-ki! - se atrevió por fin a decir en voz alta. Su amigo se dió la vuelta.

- ¿Olvidaste algo Sun...? - justo cuando la idea de perquirirle al mayor se adentró en su cerebro sus labios fueron sellados sin permiso alguno por parte de los rositas del coreano. Al contrario de la vez anterior no esperó un solo segundo para regresarle el movimiento de forma cariñosa; cuando Sunoo se alejó de él lo abrazó dejando a un confuso Ni-ki queriendo reclamarle por haber detenido la bonita sensación.

- Quédate un poco más tarde hoy ¿Puedes? - le rogó adorablemente a su amigo sin soltar su cuerpo del abrazo. Negarse ante Sunoo era tarea de profesionales y Ni-ki lo sabía, por lo que ignoró el intento y asintió sin pronunciar ninguna palabra, únicamente uniéndose al abrazo que le había regalado su amigo - ¡Gracias!

- ¿Para qué quieres que me quede?

- Ya no pasamos tiempo juntos porque estás muy ocupado en tus clases de baile, extraño a mi amigo.

- ¿Jugamos videojuegos?

- Me apetece.

Caminaron hasta la habitación de Sunoo subiendo a brincos la escalera como hacían cuando eran niños, desde hacía ya tantos años jamás habían abandonado su amistad.

Una vez cerraron con llave la puerta del cuarto de Sunoo tomaron los controles y encendieron la consola. Terriblemente el juego que les apetecía jugar solo contaba con modo de un jugador, así que Ni-ki apagó su control y decidió que lo mejor era tomar una ronda cada uno y al final ver quién había logrado la mayor cantidad de puntos.

- Hush, hush, Imma take you down. - lo amenazó Ni-ki con una frase que había escuchado en una canción de Monsta X y que ahora funcionaba a la perfección. Sunoo rió sarcásticamente y sin pensarlo mucho inició el juego con la idea clara de que quería ganar

Ni-ki aprovechándose de la comodidad de Sunoo que estaba básicamente recostado sobre él sacudió con cuidado sus hombros y pasó a sujetar a su amigo por tal parte de su cuerpecito.

Sunoo se veía muy tierno concentrado, fruncía el entrecejo y cuando perdía hacía berrinche, era como un bebé de 1.75, sí, exactamente eso era.

Ni-ki divertido de como Sunoo se molestaba con su personaje por no saltar a tiempo abrazó a su amigo en aquella extraña posición de Sunoo sentado en forma de indio y Ni-ki igualmente detrás de él juntando sus piernitas con las del coreano, se comenzó a reír algo cerca de la oreja derecha de Sunoo haciéndolo reírse igualmente y perder en el acto. Molesto pero aún riendo giró su rostro hacia atrás encontrando a Ni-ki en plena carcajada, le golpeó el brazo.

- ¡¡Ni-ki San!! - la voz del chico de mayor edad sonó tan aguda y tierna que Riki no pudo evitar sonreír aún más ampliamente por la ternura que desbordaba su amigo. - Perdí por tu culpa. - se quejó viendo la rectangular sonrisa de su mejor amigo hacerse cada vez más amplia. Ni-ki tratando de calmarlo un poco hizo que girara su cuerpo entero para que pudieran estar cara a cara, Sunoo se veía molesto pero sonreía de ver reír a su amigo queriendo contagiarse.

- Perdóname Sunsun~~ - le pedía perdón sin poder parar su risa. Al ver que la cara de Sunoo no eliminaba su notable enojo se dispuso a implementar el plan B que gracias a Sunoo ya no sonaba incoherente y descarado. Justo en el momento en que Sunoo iba a hablar le tomó de las mejillas y le plantó un tierno beso de piquito siendo respondido con un puchero de Sunoo que según él con su lenguaje que había aprendido en esos casi ocho años de experiencia significa "Sólo lo haces para que me calle, ¿Verdad?" Más fue recíproco y al instante recibió uno más.

- Si mi mamá nos viera se volvería loca. - rió Sunoo en cuanto sus labios se separaron de los de Ni-ki.

- Nuestras mamás no tienen porqué saber de esto... Creo que tenías razón, hay cosas que es mejor hacerlas a escondidas de mamá. - hizo reír nuevamente a Sunoo para juntos tener el mismo pensamiento y volver a darse un noble, dulce e inocente beso.

- ¿No crees que esto se volverá una costumbre?

- Espero que lo sea. - apenas iban a reír otra vez la ya conocida voz de la mamá de Sunoo acaparó la cocina.

- Ya te tienes que ir - le dijo mirándolo triste, Riki besó su boquita por última vez para tomar su mochila y saltar por la ventana susurrando al oído de su amigo un sencillo "Nos vemos mañana príncipe".

"Príncipe".

Jamás nadie lo había llamado de esa manera.

De ahora en adelante esa sería su palabra favorita.





1344 palabras.

𝘽𝙀𝙎𝙄𝙏𝙊𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora