SINIESTRO +18

II

🦅BIENVENIDOS DE NUEVO A SINIESTRO 🦅

Capitulo 2: Ángel

      Nos llaman terroristas, asesinos y crueles.
Y somos mas que eso.
Somos dioses en este mundo podrido de humanidad.
Somos la mano de acero que destruye y causa terror.

Somos la balanza del bien y del mal.
Somos la muerte bañada en sangre.
Somos la espada de la verdad.

Tenemos un nombre y una voluntad.
Ser los asesinos de un dios poderoso y cruel.
Del dios que nos entregó la libertad, la fuerza y el poder.
Y que en cambio nos exige la lealtad.

Renacimos del fuego de sus ojos y de la espada de su justicia volvimos a respirar el aliento de una nueva vida.
Solo tenemos una ley: matar o morir.
Morir por el Dios que se enfrentó al Dios maldito y condenador.

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   El despertar fue largo y pesado, acompañado por voces convertidas en susurros que desaparecían cada vez que volvía a caer en la inconsciencia.
Quería despertar, reconocer las voces y cambiar de posición. La espalda la estaba matando y el dolor punzante de cabeza no se quedaba atrás.
Mi cuerpo no respondía a mis ordenes y era desesperante.

—Creo que va a despertar—escuche decir a alguien.

Parpadeé un par de veces para acostumbrar mis ojos a la luz que proyectaban las lámparas del techo y ante mi apareció alguien, parpadee nuevamente y reconocí el rostro bañado en lágrimas de Esperanza.

—¡Creí que te morías estúpida!—la mire con absoluta confusión y mire a mi alrededor empezando a comprender o suponer lo que había pasado.

—Ahorita está en un momento de confusión, por lo tanto le pido que se calme—le advirtió el médico de turno a mi amiga que alteraba no media su comportamiento.

—¡No vuelvas a darme estos sustos, Valentina!—me regaño y prosiguió a darme un abrazo.

Mi mente en ese momento empezó a preguntarse que había pasado, y trate de hacer memoria pero a mi mente solo venía un par de metras doradas que se terminaban fundiendo con la oscuridad absoluta. ¿Que paso en ese lapso de oscuridad?

—Es posible que te encuentres confundida. Te diste un golpe muy fuerte en la cabeza y por suerte estás con nosotros. Es normal que te sientas mareada, con ganas de vomitar y con mucho dolor de cabeza.

—Va a estar mejor, ¿Cierto?—el doctor asintió con la cabeza y agregó.

—Necesito tenerla aquí unos días en observación, luego le haremos unos exámenes y si evoluciona bien, le daremos de alta. ¿De acuerdo?—me pregunto a mi.

Asentí adolorida y con muchas preguntas en la punta de la lengua, pero espere a que el doctor se retirara y nos dejara a solas para poder preguntar qué es lo que me había pasado y como había terminado aquí internada.

—Sucedió que casi te matas mamita—me dijo con su auténtica cara de terror—hubo un terremoto, no tan fuerte para derribar el edificio pero sí para destruir unos cuantos pisos y tú justo estabas en el piso más afectado.

—¿Pero fue que el techo me cayo encima?

—Creo que te cayo fue una pared, pero si me preguntas a mi, no se. Quien puede responderte todas las dudas es el muchacho que acosas en la cafetería.