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Frío

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Frío.

Sus pulmones dolían porque incluso en el intento vago de atrapar un poco de aire, se lastimaba un poco más. El tacto en su brazo le estaba quemando y no sabía bien a qué se debía, pero escuchar tantos pasos cerca le daba una idea.

Había fallado grandemente a sus planes, para variar. Su alma aún se encontraba destrozada, el temor que su cerebro no terminaba de procesar lo mantenía despierto y el sonido de las máquinas a las que seguramente estaba conectado, le conseguía un poco de vida.

Quería creer que se encontraba en el limbo, dónde la muerte y la vida parecen ser insignificantes ante la inmensidad de lo desconocido, pero el dolor inhumano al que empezaba ser sometido lo unía al sollozo áspero a lado suyo.

Solo era una de las partículas entrelazadas, ante el millar de enlaces sostenidos por la vida, el amor y la razón. Todo lo que él carecía. Pero aun así, le asustaba reaccionar tan fuerte como para derrumbar su existencia.

Una flor que renacía ante la tempestad, tomando energía de las sombras que lo cubrían, para luego convertirse en el reflejo que ilumina el abismo.

Abrió los ojos lentamente, la iluminación siendo algo incómoda para él. Trato de mover una de sus manos para limpiar su rostro, pero fue detenido al sentir ardor en su antebrazo. Hizo una mueca en silencio, tratando de no activar las alarmas, pero al instante sintió una presencia a lado suyo.

—¿Jeon Jungkook? ¿Me puedes escuchar?— preguntó el hombre con bata, Jungkook asintió despacio. La cabeza le dolía y estaba seguro de que si no estaría recostado, sus ojos saldrían disparados.

—Soy Kim Seokjin, tu médico encargado. El responsable del área de psiquiatría. ¿Puedes recordar algo?

Por momentos, la voz se escuchaba más cerca de lo que parecía estar, volviéndose lejana e incluso distorsionada al pasar el rato. No sabía si era un efecto del medicamento, pero sí que funcionaba porque su cerebro no reaccionaba en su totalidad.

—Ahórrate la charla...— balbuceó con pesimismo y soberbia —Sabes que no es la primera vez, pero sigues salvándome como si lo fuera.

—Es mi trabajo.

Una risa áspera resonó en toda la habitación y casi al instante, las persianas se levantaron, dejando que la luz del sol ingresé. Su piel sintió la calidez de los rayos de sol, quemando más de lo debido en los lugares que estaban vendados. Parpadeó un par de veces y trató de sentarse en su lugar, pero las máquinas conectadas en su antebrazo lo detuvieron, haciéndolo quejarse por el esfuerzo. 

—Como no es la primera vez, supongo que ya sabes lo que sigue, ¿cierto?— Jungkook asintió —¿Debo llamar a Namjoon?

—¿No lo llamaste ya?

Seokjin negó y sacó el teléfono de su bata —Políticas del hospital. No podemos involucrar personas antes de la autorización del paciente. 

—Bueno...— Jungkook extendió su mano para tomar el teléfono y con mucha rapidez, marcó el número, esperó a que respondan y frunció el ceño, cuando la llamada marcó el buzón de voz.

IKIGAI ╏ JJK & KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora