One Shots Trafalgar Law x Aeren

Pequeños momentos (1)

Autora: babyotakuuuu
Corrección de diálogos: trafalgarwaifu

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Una joven de cabello castaño oscuro estaba paseando tranquilamente por el parque, con la cámara de fotos en la mano. Sus padres se la habían regalado hacía unos meses, en verano, por su cumpleaños. A Aeren le gustaba disfrutar sacando fotos en sus ratos libres. Era uno de sus pasatiempos.

Se sentó en uno de los bancos de madera que había repartidos por el camino de piedra. Encendió la cámara y se puso a revisar las fotos que había estado tomando durante su paseo. Flores, hojas, patos... Le gustaba fotografiar la naturaleza. La luz del atardecer hacía que los colores fueran incluso más preciosos.

Salió de la galería y escogió la opción para realizar fotos. Se sorprendió al ver que el objetivo estaba captando un precioso cachorrito blanco. ¡Parecía un osito polar! Alzó la vista para observar quién lo paseaba. Era un chico, alto. No debía ser mucho más mayor que ella. Era guapísimo, de cabellos negros y ojos grises. No la estaba mirando. Estaba con el móvil y al parecer no estaba leyendo algo que le gustara. Miraba la pantalla frunciendo el ceño. Negó, y se guardó el móvil en el bolsillo y tiró con suavidad de la correa.

—Disculpa —dijo la chica, alzando la voz. Él se paró y ladeo la cabeza—. ¿Podría sacar una foto a tu perro?

—Bueno —contestó con seriedad—, pero que sea rápido. Voy con prisa.

—Ah, entonces da igual —murmuró, mientras se levantaba del banco. Tampoco quería molestar—. Adiós, que vaya bien.

El chico no puedo evitar quedarse quieto durante unos segundos, viendo cómo se alejaba. ¿Tal vez había sido demasiado rudo? No. No tenía por qué satisfacer la petición de una desconocida si no era un buen momento. Tenía cosas que hacer al llegar a casa.

A la semana siguiente, Aeren tuvo de nuevo otro rato libre para pasear sola por el parque. Realmente tenía suerte de tener esa zona tan bonita cerca de casa.

Estaba haciendo una foto a unos arbustos cuando vio una mariquita posada en una planta cercana. No es que le gustaran los insectos, de hecho, podría decirse que la mayoría de le daban miedo. Una foto aquella inofensiva mariquita podría quedar bien en su colección.

Estaba tomando varias tomas cuando escuchó un zumbido cerca de su oído. Soltó un pequeño grito, casi imperceptible, mientras caía de culo sobre la hierba. Esperaba que no estuviera pasando mucha gente en aquellos momentos o de lo contrario habría hecho el ridículo.

—¿Estás bien? —preguntó alguien.

Ella se levantó rápidamente y se sacudió los pantalones. Tal y como temía, había hecho el ridículo. El ridículo de su vida. O tal vez estaba exagerando.

—Sí, sí —contestó, girándose hacia la persona. Se sorprendió al ver que era el chico de la otra vez. El del cachorrito.

—¿Todavía quieres fotografiar a mi perro? - preguntó. La había reconocido rápidamente. Era bueno recordando las caras de la gente.

—Si tienes tiempo —contestó ella, encogiendo los hombros.

El chico de ojos grises tan solo asintió. Espero pacientemente mientras aquella chica tomaba fotos desde diferentes ángulos y posiciones. El cachorrito parecía estar pasándolo bien. Bueno, y ella también. Por fin la veía sonreír.

—¿Cómo se llama? —preguntó Aeren, con curiosidad, le acariciaba detrás de las orejas.

—Bepo.

—Es un nombre bonito —dijo, incorporándose.

—Parece que le has caído bien —comentó él. El cachorrito se había puesto a dos patas y arañaba con sus patitas los pantalones de la chica.

—¿Soléis pasear por aquí?

—Todos los días. Eres tú la que no ha aparecido desde la semana pasada —contestó el chico. Sonrió de lado al ver su cara de confusión.

—Vendré más a menudo, entonces —dijo, finalmente.

—Bien. Entonces, nos vemos —se despidió el chico. Acto seguido, silbó para que Bepo se moviera.

Aeren comenzó a caminar en dirección opuesta. No pudo reprimir una pequeña sonrisilla que luchaba por aparecer en su rostro. Puede que ese tipo no fuera tan borde como parecía. Ya lo descubriría más a fondo.

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