No tengo la valentía de hablarte, pero se escribirte

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15 de Julio, 2000 - Goslar, Alemania

Querida Brigitte,

En primer lugar espero que te encuentres bien. Se que han pasado ya dos meses de tu partida a Francia; y de aquel... acontecimiento.

Realmente la noticia de que volverías a Barfleur me tomó desprevenido, y no podría distinguir si fue el miedo a perder tu amistad o sentir el abandono en carne propia una vez más, pero se que mi reacción de decirte que eras la culpable de que nuestros planes futuros se arruinaran y que esperaba no volver a verte fue completamente errónea, pido una disculpa por eso. También me arrepiento completamente de no atender a la puerta ese día que llegaste al pórtico con con la intención de arreglar las cosas; subiste por los desvencijados trozos de madera a los que llamo escaleras y esperaste pacientemente a que me dignara a abrir la puerta de mi refugio. Y más que nada, cada día me cuestiono por qué no pregunté por tu fecha de partida.

Quiero contarte que sí, sí volví a buscarte. Dos semanas luego de nuestro altercado me dirigí hasta tu casa. Mi mundo completo cayó en el momento que una persona completamente extraña abrió aquella gran puerta de roble oscuro. La mujer me comentó que ella y su familia se habían mudado allí el día anterior y que los antiguos inquilinos habían desalojado el lugar hace 14 días.

En la desesperación, corrí hasta la biblioteca del pueblo. Podía recordar que en nuestra niñez me dijiste que si algún día algo llegaba a ocurrir, me dejarías una nota dentro de tu libro favorito y le pedirías a la bibliotecaria, (que por cierto me dijo que te salude de su parte) que no se lo entregue a nadie más que a mí y que si alguien más deseaba leerlo que por favor quitara la nota.

Así fue. Durante esas semanas Justine protegió aquel libro con su alma. Creo que ya conoces el gran cariño que nos guarda a ambos y le rompió el corazón saber que nos habíamos distanciado. Le pedí el libro y abrí la última página. Allí estaba tu escrito, un pequeño papel en el que se podía leer tu nueva dirección y código postal.

Volví a mi hogar tratando de idear un plan de cómo disculparme, y, luego de considerar todas las opciones, la de escribir una carta era la más sencilla y rápida.

Sin más preámbulos me despido,

Saludos y espero sepas disculparme,

Roderick

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