¿Poligamia?

Capítulo: 1

Una hermosa mañana en la ciudad del Amor se hacía presente, y con ella una azabache se alistaba para su primer día.

Dispuesta a olvidar al modelo, decidió hacer unos cambios a su habitual atuendo llevando un vestido rosa con puntos blancos, sus habituales coletas y unas sandalias rosadas claro.

Tomó su bolso junto con Tikki y bajó a desayunar con sus padres, estaba bien de tiempo puesto que por primera vez en la historia se levantó temprano.

Y justo cuando llegó al colegio chocó con alguien (Iba corriendo por costumbre)

-Lo siento mucho, no me fijé - Se disculpó apropiadamente apenada.

-No te preocupes, yo tampoco prestaba atención al camino- Aseguró sonriente el joven- Disculpa, ¿Estudias aquí? - Curioso.

-Si, si lo soy, ¿Porque? ¿Eres nuevo?- sonriente.

-Así es, soy Izuku Midoriya, un gusto- Se presentó el peli-verde.

-El gusto es mío Izuku, soy Marinette Dupain-Cheng - Ofreció su mano como saludo.

Este un momento dudó por culpa de un recuerdo agridulce, pero terminó aceptando el apretón de manos, recibiendo una descarga eléctrica ambos por todo el cuerpo.

-¿Crees que me puedas acompañar a la oficina del director Mari-Chan? - Preguntó con un leve sonrojo.

-Claro Izuku-Kun-

🍀📖🍀

La chica con la que tropecé cuyo nombre es Marinette es muy buena onda, aparte de divertida noté que es algo tímida. En el camino pude ver como más de un chico se le quedaba viendo.

No entiendo porque tanto escándalo, bueno, si es muy bonita pero supongo que la mayoría ya la conoce.

Las miradas fueron subiendo de tono, ya eran miradas pervertidas y lujuriosas mientras que ella parecía no darse cuenta, esto es el colmo.

-Mari-Chan- La llamé y ella se gira para verme- ¿N-no te d-das cuenta de c-como t-te miran?-

-¿Hm?- Confundida- Claro que si- Como si nada y se volvió a voltear y seguir caminando.

Sus palabras me dejaron hecho piedra.

-¿Y porque no dices nada?- Con intriga, no parece "ése" tipo de chicas.

-Porque solo ven lo que nunca podrán tocar- Volvió a voltear y me miró con una sonrisa.

«Diablos, siento mi cara arder»

-Además en cuanto lleguen Sol y Alya desearán haber nacido ciegos- Terminó y a pesar de no conocerlas siento que debería tenerles miedo.

-Ya veo- Es lo único que digo.

Llegamos a la oficina y es ahí donde nos despedimos, debo admitir que su presencia es reconfortante, ya que en ningún momento me sentí triste o melancólico cuando estuve con ella.

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(Sol)

Iba llegando al colegio como de costumbre, había optado por vestir con un enterizo azul marino con blanco, puesto que los vestidos realmente no son lo mío, me gustan de lejos pero odio verlos por mi.