1|Pide un deseo.

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Apago el motor del auto al estacionarme frente a la feria anual de Azalea

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Apago el motor del auto al estacionarme frente a la feria anual de Azalea. Debo resistir tres semanas más vendiendo comida chatarra encerrada en un stand, mi rutina de siempre es la misma, trabajo y regreso a casa oliendo a carne.

«Tres semanas más, Mako». Me recuerdo otra vez.

Festejar mi cumpleaños mientras sirvo salchipapas no es emocionante. Eso me pasa por nacer a mediados de vacaciones. ¡Gracias mamá en donde sea que te encuentres!

Por otro lado, si estuviera el par de locos que tengo como amigos estaríamos en un club para probar diferentes tragos de nombres extraños y bailar hasta sentir calambres en las pantorrillas, sin embargo, mi vida social se ha reducido a interactuar con un dispositivo inteligente de nombre Astro.

Desde que nos graduamos de la universidad la comunicación ha sido escasa.

No quiero seguir creciendo, es una mierda.

—Vamos, Mako, tú puedes —me repito varias veces observándome desde el retrovisor. Llevo puesto el uniforme colorido —. Es un día más que tienes que lidiar con gente estúpida sin sentido del humor.

Tanto mi jefa como los comensales, no se ríen de mis chistes. Son buenos, lo juro, mi padre se ríe todo el tiempo.

Señorita Hammada, con todo respeto, debería dejar de hablar consigo misma, ¿sabía que puede desarrollar un trastorno mental?

¡Bésame el culo, Astro!

Me temo que no puedo hacer tal acto, señorita Hammada. Soy un asistente virtual inteligente —contesta el dispositivo que instalé hace un par de meses en el auto y mi celular —. Le sugiero consultar el catálogo de la Sex-Shop que ha actualizado su sección favorita de vibradores de diferentes tamaños y colores, puede ser funcional para meter...

—¡Astroo, silencio! —chillo con exasperación por lo que acaba de encontrar en el navegador. Me obligo a ponerme la gorra donde sobresale un hot-dog con cátsup y mostaza —. Te lo suplico, borra mi historial, ¿entendiste?

—Mensaje recibido, señorita Hammada. Entonces, ¿que la tiene enfadada?

Tengo mis razones.

Una de ellas es que no he logrado ser contrata en alguna empresa de tecnología. Me preparé de manera ardua para ir a cada entrevista, estudiaba antes de dormir sobre mis habilidades, al parecer un «la llamaremos luego» significa: Ni de broma te presentes. No califico para el puesto de programador.

Necesito desahogarme con unos deliciosos churros bañados en chocolate.

Abandono el auto luego de acomodarme el poco cabello que tengo. Desde antes de graduarme me animé a cambiar de estilo, pasó de ser largo a corto a la altura de mi barbilla sin el horrendo flequillo, he conservado el color oscuro, pero se le sumó el lila y rosa en tonos pastel, porque simplemente se me dio la gana.

Un deseo prohibido #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora