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Tomando el sol, bebía su té pasivamente mientras escuchaba el sonar del violín, desde hace unos días la presencia del alfa rubio era más constante.

La convivencia de este par era extraña, a veces todo el día juntos y otras no aparecía en el radar del otro, Izuku no podía ser descortés con el, ya que Katsuki no parecía tener la intención de ser violento y no quería darle el gusto de verlo en un estado vulnerable.

Jamás le daría el gusto a ese alfa idiota.

Desde que cumplió los 16 se encargaba de rechazar las propuestas matrimoniales de otros fracasados, meramente mandados por sus riquezas.

Pero a él le encantaba eso, verlos humillado buscando la mínima posibilidad de hablarle, incluyendo que ningún fue capaz de llamarle realmente la atención.

— Oye, chupa pinga, sal de aquí, tenemos dar el paseo semanal.

Pero ese idiota, no sabía la potentes ganas que tenia por castrarlo.

Esa fue su principal preocupación, ambos al ser de culturas tan distintas les costaba soporta las costumbres del contrario, a diferencia de los alfas de su reino, los Bakugos se caracterizaban por ser brutos y con mal temperamento, Katsuki varias veces era imprescindible, un imbécil en todas las letras.

Pero el no parecía darse cuenta, para el alfa era habitual hablarle de esa manera a sus iguales, de donde venían los insultos eran el pan de cada día.

Pero Izuku no se consideraba su igual, un omega dominante, criado con los mejores modales, luciendo la ropa más cara y extravagante, siendo deseado por más de uno ¿Cómo ese alfa bueno para nada, se atrevía a hablarle con tanta informalidad?

Con indignación rechazo el brazo que estaba extendido para el, caminado sin siquiera dirigir su mirada al de ojos rubí.

Cosa que descoloco al más alto, quien se resignó a caminar detrás de él.

Por más que el lo negara le encantaba ir en ese posición, ver la entallada cadera ir de un lado al otro en su caminata, sus cabellos, aunque desordenados, perfectamente peinados para que su sombrero convine, debido a su pomposo vestido era incapaz de ver su culo, pero juraba haber visto alguna vez sus gordos muslos, aún así eso no le bastaba.

Quería tocarlo, conocerte aquella mirada de lujuria y placer extremo, sabía que los omegas dominates eran llamados así por su control sobre su propio cuerpo, algo que los omegas comunes se veían limitados, aún así, su mayor deseo era destruir aquella mirada de superioridad que tenía, pero al mismo tiempo ver cómo enloquecía y brincaba sobre su gruesa polla.

Entre más tiempo pasaba, más se convencía de que se trataba de una simple fantasía, probablemente el peliverde estaría más interesado en su sirviente beta que un alfa extranjero.

Porque si, sabía del interés romántico que tenía el beta por su omega, no sabía si el otro tenía el mismo interés, pero no debía confiarse.

Porque si, sabía del interés romántico que tenía el beta por su omega, no sabía si el otro tenía el mismo interés, pero no debía confiarse

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2021 ⏰

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