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La señora Wen había preparado una fiesta por el séptimo cumpleaños de su hijo JunHui durante el fin de semana. Había enviado invitaciones por todo el vecindario para que los pequeños niños pudieran asistir y se divirtieran escalando los inflables que se habían rentado.

Una de las razones por lo que la señora Wen invitó a la mayoría de sus vecinos fue gracias a que Jun no daba indicios de que tuviera amigos en la escuela, y daba por hecho que aquel día especial de su hijo, no podía pasar desapercibido y sin importancia, esperando que su amado hijo no se llevara traumas o problemas por eso en el futuro.

—Estamos agradecidos de que nos invitaran —expresó la señora Lee con tenues gesticulaciones— SeokMin va en el mismo colegio que su hijo, solo que están en distintos grupos.

— ¿En serio? A mi Junnie le encantaría que fueran amigos, ¿no es así cariño?

Un adorable niño se encajo aún más en la pierna de su madre ocultando los grandes y lindo ojos que poseía.

—SeokMin —llamó a su delicado hijo con cariño— Entrega el regalo que escogiste para él, vamos.

El otro infante que se encontraba entre la conversación de las mujeres, alzó su mirada para observar a su madre. La señora Lee le sonrió y el pequeño moreno asintió.

SeokMin se acercó y extendió la pequeña caja adornada con moño encima. Jun se separó un poco de su madre cuando el presente le llamó la atención, ésta estaba forrada de un remolino de colores, ¿cómo podría no robar su atención?

—Bien, SeokMin. Ahora dale un beso.

El pequeño moreno se volvió a su madre y nuevamente asintió. Regresó a ver al castaño, y quedó un poco impresionado por la lindura que le daba el trajecito de piloto que traía puesto.

SeokMin no lo pensó demasiado y cubrió su boca con la del pequeño castaño, en un casto e inocente beso.

Todo pasó tan rápido. 

Jun lo aventó fuera de su alcance causando que SeokMin cayera en su trasero, y en seguida, brotaron lágrimas de sus ojos mientras empezaba a gimotear.

Los delicados sentimientos de SeokMin se doblegaron ante la vergüenza y también se dispuso a lloriquear.

Dos niños sollozaban al unisono llamando la atención de unos cuantos invitados.

SeokMin no sabía lo que había hecho para provocar que Jun se comportara así con él. Solamente había hecho lo que su madre le pidió. Lo besó como SeokMin veía que sus padres lo hacían. ¿A caso había cometido un error?

—Oh, mi niño. Era un beso en la mejilla, creí que había quedado claro cuando lo practicamos.

SeokMin hipó, enjuagando sus ojos, ahora, comprendiendo su error.

El pequeño anfitrión no dejó de llorar mientras se aferraba con más fuerza a su progenitora. Las madres se miraron incómodas sin saber qué decir.

—Lo siento...

—Solo son niños, probablemente no lo recordarán. 

Un Pequeño Problema ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora