s i e t e

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Para la conveniencia de ambos adolescentes, la rectora de la institución había decidido no llamar a sus padres por algo que claramente debía ser atendido, sin embargo, lo que la mayor tenía como privilegio era que los adolescentes solucionaran sus problemas, porque sí, ella también estaba un poco consciente de lo que se tramaban aquellos dos, y no serán resueltos sin que los encerrará en un cuatro y se compensaran con un rato bochornoso.

A pesar de que Jun había tenido una charla conmovedora con su madre una noche atrás, seguía sin saber qué decirle a SeokMin para poder arreglar el malentendido que se generó durante años.

Quería gritarle en su cara un grande: "¡Me gustas! Te lo he querido decir durante mucho tiempo, por favor, salgamos", pero en cambio, solo podía parlotear insultos y gesticular malas caras como si oliera pedos.

Por fin después de realizar sus exámenes, JunHui fue directo hacer la tarea que la rectora había comandado, SeokMin aún no llegaba, por lo que, Jun empezó el trabajo sucio por su propia cuenta. Cada vez que los minutos pasaban, sentía que su corazón salía de su pecho. El tiempo se hacía eterno al escuchar el tic tac de su reloj de mano, y el castaño no podía ocultar sus nervios.

Jun pensó que tal vez podría tener una gentil conversación con SeokMin y arreglar el problema, sin embargo, los minutos provocaban que vacilara. ¿Qué si estaba equivocado y SeokMin evitaba hablar con el?, después de todo, él había sido el primer causante del que estén castigados.

¿Y si le contaba de sus sentimientos y aún así SeokMin lo rechazaba sin importar nada?

Estaba aterrado, ¿estará bien si se retira por ahora? Incluso si trataba hacer su mayor esfuerzo en hablar con tartamudeo, jamás saldría lo que quería. Probablemente terminara gritándole y saldría mal las cosas, lastimándose aún más.

Cuando SeokMin llegó al primer salón, no encontró rastro de Jun por ningún lado. Solo la impresión de que ya había levantado la mayoría de los materiales y objetos al almacén. Suspiró resignado y desanimado.

Al día siguiente, aquella vez si pudieron toparse cara a cara.

SeokMin estaba feliz aunque no lo notara, pero Jun no tanto. El estómago del mayor se había volcado cuando escuchó los pasos de SeokMin detrás de él cuando entró al salón.

Bueno, tal vez sentía un poco de dicha.

Antes de que Jun sintiera que el golpeteo de su corazón empezaran a llenar la pieza silenciosa con sonidos amorosos, salió con una caja en brazos esquivando los ojos penetrantes de SeokMin, como si lo que estuviese fuera un fantasma más.

La siguiente hora, se vaso en solo el silencio entre ellos dos y cortas caminatas del salón al almacén. En un momento, Jun lucho por alcanzar una caja llena arriba del mueble más alto, pero a último momento le sorprendió lo pesado que ésta estaba.

SeokMin llegó justo a tiempo, Jun en lo más profundo de él canturreo "oh, mi héroe". Pero mientras se sentía una princesa en apuros, el moreno se paró a verlo teniendo una pelea mental en si ayudarlo o no.

— ¡Oye! Tú, estúpido imbécil, ¿Vas ayudarme o te vas a quedar ahí parado como si hubieras ensuciado tus pantalones?

En seguida el menor acató la orden, y se ubicó detrás de Jun sin pensarlo dos veces. Había dejado una pequeña distancia, pero incluso si la había, SeokMin pudo oler la tenue fragancia que Jun desprendía.

—Trata de soltarla un poco más, así podré sujetarla también —dijo SeokMin antes de dejar de prestar atención a su realidad por un momento.

Porque lo único que quería hacer esos instantes era seguir embriagándose con la dulce esencia de Jun. Inconscientemente su nariz chocó con la nuca del castaño provocando que sus cuerpos se juntaran sintiendo por un instante su calidez, sin embargo, eso no impidió que inhalara sobre las hebras castañas y se regocijara mientras cerraba los ojos.

Un Pequeño Problema ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora