I See You || Frostcup

Prólogo

30 de Octubre.
23:55 pm. Manhattan.

Era una noche bastante tranquila, el festival arrancaba en pocos minutos, la risa de los niños acompañaban al viento en su bella danza con las hojas, era un escenario digno de esta festividad que, con tan solo mencionar su nombre, tus piernas tiemblan del miedo.

Me encontraba caminando por las calles con mis viejos amigos, todos pasábamos los 18 años, estudiábamos en una Universidad cercana y todos tenían parejas, excepto yo. Ya saben, para los gays es difícil conseguir el amor.

- ¿Jack? ¿Estás ahí?- Preguntó mi mejor amigo, Aster. Solamente me dediqué a asentirle con la cabeza y darle una de mis mejores sonrisas- Oh, me alegra saber eso. Bien, te estaba contando que invité a Tooth a salir el lunes al salir de los estudios. ¿Fue buena idea?

- Sí, por supuesto. Nada mejor que verse un domingo por Halloween y al día siguiente salir a caminar, amigo, eres bastante romántico. Jajaja. ¿Le leeras cuentos de terror, también?

- Hmm, podría. Ella es fanática de las historias con brujas, su favorita es Hansel y Gretel, dice que las brujas existen, las ha visto.

Rodee los ojos ante el comentario- Aster, las brujas no son reales. Nadie se come a los niños, nadie tiene una casa hecha de dulces y mucho menos nadie se dedicaría a secuestrar personas una sola noche. Si tanto se desesperan las brujas por los niños, atacarían todo el santo año, no una mísera noche. Todo fue un invento del siglo XVIII para las criaturas que no se quedaban quietas. En el siglo XXI eso no existe. Madura un poco, tenés 20 años.

- No puedes saber eso, Jack, nunca has visto una- Nos detuvimos en la casa de los sustos, cerca del bosque-. Bueno amigo, acá nos despedimos, ya es 31 y debo comprar queso para mamá. Te veo luego.

Y sin más, mi amigo desapareció entre la multitud, ya eran las 00:45 am, oficialmente Halloween comenzó, junto con su festival. Esta noche Manhattan no dormiría.

Subí el cierre de mi campera, me dispuse a caminar por la casa pero JB, mi perro, se detuvo en seco mirando el bosque. -¿JB? ¿Qué sucede? ¿Qué estás viendo?- Pregunté preocupado, jamás lo había visto así, estaba tan atento a las sombras del bosque mientras ladraba desenfrenado, típico del terror. Me acerqué con cautela, agarré un pedazo de tronco que había allí cerca y me puse en posición de defensa, si había algo ahí, no dejaría que se escape fácilmente, quizás era algún asesino.

Dos pasos más, me encontraba dentro del bosque, un paso y entraba en las sombras. Debo admitirlo, daba miedo. Estaba a punto de llegar cuando de la nada salta un niño, como todo buen hombre de 19 años, pegué el mejor grito de niña que podrán oír en sus vidas.

- L-lo lamento, señor. ¿Está bien?- Preguntó aquél niño pecoso.

- Sí, lo estoy. Espera, no soy un señor, tengo 19 años niño, el cabello es blanco por tintura, no por canas.

- Oh, lo lamento tanto.

- ¿Se puede saber qué anda haciendo un joven lindo cómo tú, por este bosque tan terrorífico?

- Nada, estaba admirando la vista- De repente se escucha el sollozo de un niño pequeño.

- ¿Qué fue eso? ¿Acaso hay niños?

- Aquí no hay ningún niño- Dice el joven con algo de nervios. Yo solamente me limito a mirarlo de arriba a abajo, parecía inocente, así que le creí.

- Bien, niño de las sombras, debo irme, espero que no te quedes acá por mucho más tiempo.

- Quédese tranquilo, tengo 18 años, nada me pasará. Fue un placer conocerlo. Nos vemos.

Y sin más se fue, me giré para el lado contrario, le di una última mirada de reojo y continúe mi bello camino al puesto de comida, en Halloween sirven los mejores platos.

Definitivamente, esta sería una noche larga.

Continuará.