Solo Mía II

Capítulo 4

Nuevamente el camino fue silencio y ni siquiera se disculpo

Al llegar al estacionamiento del edificio solo se limitó a decir

—bájate- así lo hice e inmediatamente se volvió a ir

Subí al departamento, mierda, mi cara.. mañana debo de ir al trabajo y si Sandra me ve llegar así va a armar un espectáculo

Ya vería como tapar esto

...

Era de madrugada

Sentí como presionaron mi cabeza contra la almohada

—vamos a hacer lo, es lo que querías ¿no?- el imbécil de Jahel

—no, no quiero hacerlo- pelee, pero todo fue inútil

—ya dije y se acabó- clavo mi cabeza aún más contra las almohadas y termino de sacar completamente mi short y mi ropa interior

—suéltame- le grite

Ese olor..

—cállate, a ti te gusta que te jodan por la espalda- lo metió de una

—noo, noo, .. no lo metas- suplique asustada – sácalo

Perfume..

—mierda.. no recordaba lo apretada que estas.. carajo- sonrió victorioso

Embestía muy fuerte y no había aflojado bien la zona

—ya, basta me estas lastimando- suplique llorando

—levanta las caderas, tan solo haz algo bien, o plantare otro golpe en tu rostro-

Él sabe lo mucho que le tengo miedo al dolor

Así que alce mis caderas por supervivencia

—ahí... tenemos que hacer un bebe- gimió entrando más profundo

¿un bebe?, hace tiempo me hubiera parecido una idea hermosa, pero ahora, jamás tendría un bebe suyo

Sus embestidas eran cada vez más rápidas y profundas

No paraba de doler, el gemía como loco

—no se en qué momento dejamos de hacer esto- gimió

-para.. para..- suplique

Esto.. no era hacer el amor, el simplemente quería meterlo, no me acaricio solo mordió y lamio mi cuello mientras azotaba cada vez más su cuerpo contra mi

(...)

No sé en qué momento me desmaye

Pero ahora solo estaba yo, hecha un desastre, intente levantarme, pero mis piernas temblaron y mi parte estaba adolorida

Faltaba poco para que entrar a trabajar así que me apresure a bañarme, el líquido de entre mis piernas no dejaba de salir

Este idiota ¿Cuántas veces se vino?

En la mesa había un muy hermoso desayuno con una gran nota, que decía "Lo siento"

En ese instante tuve tantas ganas de reír

Como hacia un poco de frio decidí ponerme una sudadera y una bufanda me modo que no se vieran las marcas en cuello y brazos

Hoy sería un largo día.

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