Capítulo 3.

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Felix no tardó ni tres minutos en encontrar a su novio y a su mejor amigo, a quienes casi arrastró hacia la cocina, más que ansioso por escuchar ambos lados de una misma historia que probablemente los llevarían a resolver un misterio.

La música en la sala era ruidosa, pero las paredes que dividían cada habitación de esa casa hacían que fuera posible comunicarse en la cocina sin la necesidad de alzar demasiado la voz.

—Muy bien, Felix dijo que nuestras vidas están a nada de cambiar. ¿Quién está esperando un bebé? —Bromeó el chico de cabello rizado.

—Ay, qué gracioso, Chan hyung —respondió el pecoso, dándole un golpe sin mucha fuerza en el brazo—. Estamos aquí para escuchar por qué Hyun Jin y Seung Min ya no están juntos. No saben ni quién terminó con quién.

—Si no me equivoco, Seung Min terminó con Hyun Jin —comentó Chang Bin, el más bajo de los cinco—. Recuerdo que Hyun Jin lloró demasiado...

—¿Los detalles son necesarios? —Se quejó el pelinegro.

—Pues...

Para evitar una discusión sin sentido, Felix sugirió que primero escucharan la versión de Hyun Jin, insistiéndole a Seung Min con que no debía interrumpirlo bajo ninguna circunstancia ni decir que estaba mintiendo sin que el contrario hubiera llegado al final de la historia. El castaño aceptó las condiciones del pecoso y volteó a ver a su exnovio unos momentos, como si con la pura mirada le dijera que ya podía comenzar.

Hyun Jin recordaba a la perfección el día en el cual su querido Seung Min decidió separarse de él. A pesar de que habían pasado tres años, el dolor parecía volver a estrujar su corazón cada vez que pensaba en aquella tarde nublada.

—Yo estaba cansado y con el ánimo bajo —empezó—. Recién se terminaba uno de los partidos más importantes del año, mi equipo y yo habíamos perdido, nuestro entrenador se veía frustrado y yo estaba seguro de que lo único que podría hacerme sentir mejor era pasar el resto del día con Seung Min —hizo una breve pausa—. Mi plan era buscarlo cuando saliera de las duchas y dejar que sus palabras hicieran su magia. Siempre sabía qué decir para hacerme sonreír y siempre me tenía preparado algún regalito como galletas o cartas escritas a mano.

—¡Eso es tan tierno! —Exclamó Felix.

—Después, lo invitaría a nuestro lugar de hamburguesas preferido y a ver una película en mi casa, para que recostara su cabeza sobre mis piernas y me dejara acariciarle el cabello.

Seung Min sonrió de manera débil, pero inevitable, al escuchar aquello. Aún podía recordar las noches así, eran tan agradables y las extrañaba cuando se sentía triste o solo...

—Hyun Jin, te estás perdiendo —señaló Chang Bin—. Por favor vuelve al punto principal de la historia.

—Oh, sí. Perdón —rio un poco—. Bueno, salí a buscar a Seung Min y lo encontré cerca de su casillero. Cuando me acerqué a él, me dijo que comprendía todo y que lo mejor era terminar. Se fue corriendo, pero yo sé que estaba llorando... Lo seguí, corrí con todas mis fuerzas, grité su nombre, pero él ni se detuvo ni volteó a verme y... yo no pude alcanzarlo. Esa misma noche, Seung Min puso mi número de teléfono en su lista negra y me bloqueó en todas sus redes sociales. Yo nunca entendí lo que pasó.

Hyun Jin se quedó callado y Seung Min lo miró con incredulidad, mordiéndose la lengua para no gritarle ahí mismo si iba a dejar su versión de la historia hasta ahí.

—Ah... ¿Eso es todo? —Se animó a preguntar Chan—. Creo que nos esperábamos un poco más de emoción y drama.

—No lo puedo creer —habló el otro australiano—. Bueno, Seung Min, ya está. Ahora puedes contarnos tu versión. Espero que tenga más detalles que la de Hyun Jin.

¡Tú terminaste conmigo! [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora