¿Y si estoy loca? Pt. 1

37 4 0
                                    

-¿Y si estoy loca?

-Lo que te sucede está muy lejos de la locura. Además, -continúa.- hemos hecho progresos, ahora hablas más conmigo.

Eso es cierto, poco a poco voy cogiendo más confianza y me cuesta menos hablar de mis cosas.

La sonrisa de su rostro cambia a una expresión seria, nada que ver con un rostro frío, pero si dando a entender que es momento de hablar.

-Cuéntame-dice en un tono suave.

Suelto una pequeña risa nerviosa.

-¿El qué?-pregunto, aunque se exactamente a que se refiere.

-Lo sabes.-es lo único que contesta.

Tras esa frase cada parte de mi cuerpo se tensa bajo el acolchado sofá, noto un sudor frío en la nuca y enlazo mis manos para, que sin éxito, dejen de temblar.

Me enderezo en el sofá y carraspeo, después, me obligo a recordar ese día, hace exactamente 3 meses...

*Flashback*

¡Estaba tan emocionada!, con mucho esfuerzo conseguí convencer a mis padres para que me compraran la moto. Era azul y con motivos en negro. Mi padre y yo íbamos a probarla; primero la llevaría él y más tarde yo.

De: Anabeth Para: Lia

"Lia, luego hablamos me tengo que ir"

De: Lia Para: Anabeth

"Vale, pásatelo bien motera ;)"

-¡Hija, baja ya!-dijo mi padre desde la planta baja.

-¡Voy!-contesté mientras bajaba las escaleras con el casco en las manos.

Salimos por la puerta tras despedirnos de mi madre y nos dirigimos hacia la moto estacionada en frente de la casa.

Hacía un día soleado y sin nubes, el verano empezaba a asomarse en Chicago. Había una suave brisa, con lo que hacía un tiempo agradable.

Mucha gente, motivada por el buen tiempo, decidió salir a la calle, llenándola de niños correteando, ancianos paseando tranquilamente y adultos y jóvenes disfrutando.

Mi padre se subió a la moto y después lo hice yo.

-Agárrate, hija.-advirtió antes de arrancar.

Dimos vueltas por el barrio mientras los rayos del sol y la brisa nos golpeaban suavemente. Era una sensación increíble, no podía esperar a conducir yo. Un rato más tarde mi padre aparcó para que nos intercambiásemos los puestos.

-¿Estas nerviosa, cariño?-preguntó.

-No, tengo muchas ganas de subirme ya.-reí.

En realidad si estaba un poco nerviosa, pero nada me iba a quitar las ganas.

Con cuidado arranqué y solté una risilla de emoción, mientras mi padre se reía ante mi forma de actuar.

Al principio conduje despacio y con mucha cautela, pero poco a poco, y con el consentimiento de mi padre, aumenté la velocidad.

Más tarde, me preguntó si quería parar, pero me negué, amaba esta sensación.

Llegamos a una calle donde había que girar, y aunque los coches que venían del lado derecho tenían que ceder el paso, había poca visibilidad y tenía que pasar con precaución. Me detuve un segundo para asegurarme, pero justo en el momento en el que pasé, un coche a gran velocidad chocó contra nosotros, y lo único que recuerdo de ese momento es que me quedé a mitad de advertencia para avisar a mi padre y esas fueron las últimas palabras que pude decirle....

*Fin Flashback*

Tras mis lágrimas, lo único que veo es una figura borrosa que intenta calmarme, mientras mis hombros se sacuden y noto mi rostro ardiendo.

-Tranquila, tranquila. Ya pasó Anabeth.-susurra a mi lado.

Y durante los siguientes 10 minutos continúo llorando mientras él intenta tranquilizarme.

Durante unos segundos, el silencio inunda la habitación, me gusta estar así, sin hablar.

-¿Estas mejor?-pregunta preocupado.

-No, pero llevo viviendo así semanas.-me encojo de hombros.

Me seco alguna lágrima rebelde que aún recorre mi cara y espiro e inspiro repetidas veces.

-Pues no es sano, y por eso estamos aquí, para que vivas de otra manera, una que te haga feliz.

-Dígame una cosa señor Garner, ¿de verdad piensa que alguna vez me recuperaré, que volveré a tener una vida normal? Quiero decir, ¡míreme!-exclamo mientras muevo mi mano a lo largo de mi cuerpo.-Sufro síndrome postraumático, no puedo siquiera subirme a un coche, tengo ansiedad.

Noto como lágrimas silenciosas bajan por mis mejillas y mi voz se entrecorta:

-¡E intenté quitarme la vida!, ¿realmente cree que tengo solución alguna?, ¿Sabe?, mi madre sí que piensa que este loca, sino no me hubiera traído aquí. ¿A quién tratan los psiquiatras y psicólogos?

-A gente que precisa de ayuda.-se apresura a decir.

-A los locos.-continuo como si no hubiese dicho nada.

***

En cuanto mi madre abre la puerta para entrar, pasó rápido y subo a mi cuarto. El camino en coche ha sido silencioso y un tanto incomodo, ya que no respondí a ninguna de sus preguntas. Esta sesión me ha alterado y ahora mismo no tengo ganas de nada.

La gente no llega a comprender lo mal que se siente una persona en mi situación, a la lucha mental a la que se somete: Noches sin dormir, días en los que simplemente no quieres levantarte de la cama ya que piensas que no merece ni siquiera la pena hacer eso. Momentos de descontrol, aquellos momento en los que no puedes ni contigo mismo...

Puede que esté un poco mejor que al principio, ya no me aterra tanto el pensamiento de cualquier cosa que tenga que ver con el accidente. Hasta hace poco, me obligué a parar de pensar en mi padre, porque pensaba que así no sufriría tanto.

Lo malo es que aún sigo hundida en aquel profundo hoyo, que desgraciadamente, yo también ayudé a escarbar.

2ª historia, bueno he puesto pt.1 porque asi no queda bien acabada. Intentaré subir cada fin de semana. Decidme vuestra opinión. B.S.O.S

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 27, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MarvelousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora