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CAPÍTULO CINCO
❝ UNA HERIDA ABIERTA ❞
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DESDE TEMPRANO, LOS NUEVOS CADETES HABÍAN SIDO MOVILIZADOS, POR ORDENES DE ERWIN, A LA ZONA BOSCOSA PARA utilizar el equipo de maniobras tridimensional y así llevar un registro de que tanta habilidad tenía cada uno.
Mabel y Sasha eran las únicas locas que iban riéndose sin parar acerca de las cosas trágicas que les llegaron a suceder durante la utilización del artefacto. Por algo se llevaban tan bien...
—Blouse, Jaeger.—habló Mike, captando la atención de ambas.—Ya deben saber porqué están aquí, ¿no?—cuestionó viendo al resto.—¡A trabajar, novatos!
Hicieron una fila. Conforme iban pasando, Mike hacia sus anotaciones y si veía algún detalle lo recalcaba para que lo volvieran a intentar y así hasta que les saliera lo más perfecto posible o si no es que perfecto.
En su primer intento, Mabel lo hizo bien, sin embargo, sentía que algo estaba mal con sus arneses y la parte del gatillo principal situado sobre el mango de la katana lo sentía flojo. Al llegar al punto de encuentro, Mike mordía la madera de su lápiz mientras hacía una mueca.
—Vuélvete a formar.—Mabel se alzó de hombros y lo hizo.
No se sentía tan mal porque a los demás los había mandado a formarse por igual.
