El campo de las estrellas

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Hay un vergel descansando:
fiordos y acantilados.
Hay un lucero de mayo:
praderas verdes y ganado.

En una noche sin luna
cansado se recogía
para encontrarse con la bruma.

Son mil años un trozo del tiempo
para su alma cruzando errante
las tierras en luna creciente.

Son mil vidas para su cuerpo,
que aguante o que no aguante
será soporte de cimientos.

Que se mece sobre nuestras cabezas
la catedral del mar, la de la concha;
la catedral de dios, la de la vara;
A catedral do campo das estrelas.


Dedicado a Noelia y a su vida

En el final de la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora