Have you by my side

48 5 0
                                    


En ocasiones pensamos que el dolor es momentáneo, que si nos caemos podremos levantarnos más temprano que tarde, que el dolor pasa y los recuerdos quedan. Que los recuerdos son un pensamiento que bien podemos ocupar para nuestro beneficio como también para hacernos daño.

La compañía de otro ser, ¿siempre es la mejor?, amar tanto a un ser ¿siempre es bueno?. Mi dolor, el dolor de ver esos ojos negros por última vez, abrazarte y sentirte por última vez. Pasar de un “buenos días” a un, son largas noches de llanto sin ti.

Es inexplicable el sentimiento que muchas veces suele darnos, en este caso no se lo que siento. Un corazón roto dentro de mí, unas manos temblando, mis ojos cristalinos, tu ausencia, y yo… Yo solo estoy aquí, expresando ese no se qué, que siento que me mata día a día porque ya no te tengo a mi lado.

Cada noche me pregunto ¿Por qué?, porque ya no estás conmigo, porque tuviste que irte de esa manera, porque me hacen tanta falta tus besos, tus abrazos, tu compañía. Es que simplemente tú, tu fuiste mi compañía, mis sonrisas en los momentos más tristes, mi salvación, mis manos en donde no encontraba escapatoria…

El dolor de romperse una mano, una pierna, un hueso, alguna parte del cuerpo. Ese dolor, es el físico, el momentáneo, el que sabes que dejará de doler, sabes que puedes seguir y que luego de tiempo todo volverá a ser igual y si no lo es, por lo menos esa herida cerrará.
Pero en cambio, con el dolor mental, el dolor del corazón, ese sentimiento que sabemos que existe pero que no podemos parar, esa herida que “creíamos” cerraría, pero en realidad nunca lo hace, porque el vacío siempre queda.

Esta es nuestra historia, la historia más feliz que pueda estar plasmada en un par de hojas, la historia de una vida que llegó a hacer feliz a otra vida, de un ser que no se pudo quedar por mucho tiempo pero que el tiempo que estuvo, sacó millones de sonrisas

“Gracias a ti. Gracias a ti aprendí muchas cosas, aprendí a ser más responsable, aprendí a que todo lo que deseas, todo lo que planeas, todo lo que amas; lo vas a cuidar más que a tu propia vida.

Todos mis sentimientos están juntos, en primer lugar, llegó una sensación de impotencia. “No podías hacer nada” Me dice mi madre a cada momento. Pero, yo sé que podía hacer más de lo que hice.

Un día te prometí que daría mi vida por ti si fuera necesario. Que no importaría dejar nada por ti, que día a día me esforzaría por verte feliz, por verte bien. Porque al menos pensaras que esta persona que te tocó no duraría ni un segundo en dar hasta lo imposible por permanecer juntos hasta el último momento.

Bien sabía que es un proceso natural por el que todos pasaremos en algún momento, eso lo tenía más que claro en mi mente, pero tomando en cuenta la edad, siempre descartando hasta la más mínima posibilidad de separarnos antes de tiempo.

El día que todo sucedió, fue el día que, por primera vez, sentí lo que muchos antes me habían contado. Ese nudo en la garganta, ese corazón rompiéndose pedacito por pedacito, esas ganas de gritar y de irme contigo.

La vida está planeada para muchas cosas y una de ellas, mejor dicho, la más importante es, hacer y ser felices.

Espero que tú hayas sido feliz el tiempo que estuviste a mi lado, porque para ser honesta yo fui la persona más feliz de este planeta, contando anécdotas a tu lado, sonriendo mientras te miraba a los ojos, preguntándome como era que un ser tan perfecto pudo llegar a mi vida y cambiarla por completo.

Llegar a hacerme entender que el amor se da de mil maneras, que sí existe el amor y es lo más hermoso que puedes tener contigo y hacia alguien.

Sentí mi corazón hecho pedazos cuando vi que ya no reaccionabas, que tus ojos tan hermosos seguían muy atentos, pero lamentablemente tus reflejos habían desaparecido, no sabía si me escuchabas, pero pude decirte “Te amo” por última vez.
Un lugar siempre me recuerda a ti, una foto siempre me recuerda un momento, una palabra siempre me genera una sonrisa, una prenda, un dicho, una imagen, un color…. En todo siempre estás tú, recordándome que la vida es demasiado corta, que Dios y el destino te pone a seres tan maravillosos solo con una misión.

Tú fuiste la misión más bonita, la misión que me trajo tanto. Y estoy muy feliz por al menos compartir un pedacito de mi vida contigo. Hubiera querido que fueran años, años de amor, años de enseñanza, años.

Pero el tiempo solo es relativo, en tres meses te vi en todas tus etapas.

En tres meses aprendí a valorarte, aprendí a amarte sin importarme nada.

Y hoy, sé y estoy segura de que desde donde quiera que estés, estás feliz.

Brincando, sonriendo, haciendo felices a quienes te rodean y amando con todo el corazón a quien te ame.

Un amor sincero, sin prejuicios, sin pensamientos. Un amor único que siempre estará presente en mi corazón

Te amo. ST. Hasta pronto, sé que algún día volveré a verte”

Esa, fue la carta de despedida de un corazón roto que no logra entender porque pasan las cosas pero que solo, cada día despierta pensando en cómo ser fuerte para no caer, para no rendirse, para no dejarlo todo.

Como decía, el dolor del corazón es imposible quitarlo, pero si es posible manejarlo, las heridas sanan poco a poco. Algunas pueden tardar horas, algunos meses, otros años y otras más pueden quedarse ahí para toda la vida.

Todos somos conscientes de que la vida es corta y que puede ser hoy, mañana o en muchos años que ya no estemos aquí, para hacer locuras, para llorar, para reír, para gritar, para luchar, para entregar todo por algo que nos apasiona.

Nunca imaginamos que un defectito que nadie detectó a tiempo de que un ser nació, le puede arrebatar la vida en cuestión de segundos y que tú, solo puedes quedarte con recuerdos mágicos, con una herida enorme que no sabes si cerrará, pero que poco a poco, puedes recordar sonriendo porque sabes que ese ser ahora está bien.

Y que, a pesar del dolor, los recuerdos de tantas sonrisas terminarán ganando.
La herida de perder a un ser no cierra en cuestión de días, pero al final del túnel hay una enorme luz llena de esperanza y de aliento.

Hay que aprender a sanar, hay que saber que llorar está bien, que sentir impotencia y pasar por varias etapas es normal.

Pero que al final esa felicidad y ese ser estuvo a tu lado por algo y lo mejor es quedarse con un recuerdo y una sonrisa.

No nos han enseñado a despedirnos de alguien que amamos con todo el corazón, pero sí nos han enseñado a no rendirnos, porque alguien desde el cielo nos mira con una sonrisa y con mucho orgullo por nosotros,
Así que hay que amar con el corazón y de la manera más sincera, porque nunca sabes cuando será el último “Te quiero” que le dirás a alguien….

                                                                                                CeNayelli.

Have you by my sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora