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La tarde de sábado está de a poco empezando a oscurecer. Jimin y yo seguimos en la plaza columpiándonos levemente como dos niños esperando que sea la hora de regresar. Estoy más callado que antes pero solo es porque estoy terminando de juntar el valor para hacerle la propuesta. Él tampoco dice mucho.

— Oye…¿te puedo preguntar algo? — suelto entonces para romper el silencio. 

— Claro — asiente. 

Le tengo que decir. Tengo que hacerlo. Vamos, yo puedo, yo puedo, me repito por dentro.

Yo puedo. 

Jimin me mira expectante. Sus ojitos me ponen nervioso. Me inhibe. ¿Por qué tiene que ser tan lindo?

No, no puedo.

Pero algo tengo que decir ahora.

— Tú...¿Les pediste a tus amigas que no comentaran nada sobre la pelea con mi hermano hoy? — pregunto en lugar de lo que realmente quería preguntar. Aunque, bueno, esto también me interesa saberlo. — Porque ninguna dijo absolutamente nada al respecto. Y sé que esto será un gran chisme el lunes en la escuela. 

— Es que tú dijiste que querías olvidarte de ese desastre ahí en la cancha así que me pareció lo más educado no hablar del tema — me explica. — ¿Te sientes mejor ahora?

— Sí, bastante. Gracias — sonrío. 

— ¿Por qué? Si no hice nada.

— Sí, eres bueno conmigo aunque no me conozcas — le digo serio. — Jimin....yo...quiero que sepas que no soy así...ya sabes, un chico odioso y violento al que le guste pelear. Lo que pasó fue que Taehyung me hizo estallar. 

— Lo sé, se nota que eres tranquilo. Como ahora — me sonríe. — Pero también se nota que te guardas mucho por dentro y eso te hace explotar luego ¿No? 

— Eso creo. Nunca había actuado así. Hasta le grité a Namjoon que es el hermano más bueno que tengo — me lamento recordando todo lo que le dije a mi hyung. — Pero le pediré disculpas en cuanto lo vea — aseguro. 

— Me parece bien. Y…¿qué harás con Tae? 

— No sé, quizás solo ignorarnos, como es lo usual. 

— ¿Sabes? Cuando fui a tu casa no parecía que se llevaran tan mal. Es decir, se portó como un imbécil contigo todo el tiempo pero creí que eso es lo normal entre hermanos.

Oh, cuánto me alegra que se haya dado cuenta de lo idiota que fue conmigo Tae ayer en casa. Creo que Jimin es un chico muy observador.

— La verdad tenemos momentos — confieso. — Momentos en los que es más idiota y momentos en los que es menos idiota. 

Jimin se ríe de mi explicación. 

— En ese caso le deseo menos momentos de idiotez a tu hermano — comenta.

— Gracias. Le hacen falta — coincido.

Nos reímos. Dios, cómo amo estar así con él. Ahora que probé un poco de lo que se siente conocerlo, quiero más. Cuando estamos a solas, a pesar de los nervios y la timidez, se siente correcto.

Tengo que animarme. No lo puedo dejar así. 

Me aclaro la garganta y decido intentar una vez más. 

— Oye, Jimin — empiezo. — Yo...me preguntaba si… — me detengo. Aquí viene el miedo otra vez.

— ¿Qué? — pregunta el rubio.

Pero esta vez no lo dejaré ganar. Ya me harté.

— Si querías salir algún día... conmigo — lo suelto finalmente. Siento que me falta el aire. Creo que estoy conteniendo la respiración.

Chico promedio - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora