SQUID GAME |EAGLE|

PARTE 1: MARYLIN

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— Marylin ¿Pero que te sucede? ¿En donde estuviste todo este tiempo?.— Corrí hacia la puerta en cuanto está se abrió.

— Ya estoy aquí.

— ¿Es todo lo que dirás? ¡Marylin, desapareciste casi por tres días! Fui a tu departamento y todo estaba destrozado, por favor dime qué sucede.

Mi hermana pasó de largo y se sentó sobre el sillón, de notaba cansada y agobiada, sus cabellos estaban desordenados, su piel estaba sucia pero a pesar de todo ello demostraba una actitud apática e incapaz de brindar respuestas a tantas preguntas que tenía listas para abordarla.

— Solo me quedaré unos días aquí. ¿Puedo hacerlo?

— Claro que puedes hacerlo. — Me acerque a ella y tome su mano. — Si necesitas otra clase de ayuda, podemos hablar con Joon-ho.

— ¿Crees que soy tan estúpida como para aceptar la ayuda de ese policía? No pases por alto que todo lo que he hecho amerita que vaya a la cárcel.

— Sabemos que lo que has hecho no ha sido con intención, te han obligado a hacerlo. — Marylin me miró con ira en sus ojos y se apartó.

— ¿Ahora vas a tratar de ser la hermana comprensiva, Odette?.

Marylin se levanto drásticamente del sofá importándole muy poco que su repentino movimiento había hecho que un pequeño recuadro de cristal en donde estábamos ella y yo, resbalara de su estante y se fracturara en centenares de pedazos.

— Me voy

— No puedes irte a ese departamento en las condiciones que está.

— Tú te has ido a coger al departamento de tu policía y es la misma basura que el mío.

— No sabes lo que dices. — Intente darle la espalda, pero ella se apresuró para tomar mi rostro entre sus manos.

— No sabes por todo lo que he pasado desde que creíste que venir a este lado del maldito mundo era la mejor opción para nosotras. ¡Tú lo has conseguido todo mientras que yo me hundo cada vez más en la miseria!

— ¡Porque nunca has aceptado mi ayuda!

— Por qué no quiero lograr algo bajo la sombra de mi hermana perfecta. No te necesito. No te necesito a ti y a tú asquerosa vida perfecta con Joon-ho. ¡Tuve la oportunidad de ganar todo lo que necesitaba para largarme de aquí pero se esfumó frente a mi! ¡Y solo tenía que hacer una cosa!

— Marylin, ¿Qué tenias que hacer?.

Una ráfaga de arrepentimiento y miedo cubrió su alterado rostro y como si fuera inercia negó sus palabras anteriores y prácticamente corrió hacia la puerta.

— Adiós, Odette.

Siempre hacía lo mismo, se metía en lió tras lío y venía a mi hogar a terminar de fragmentar la delgada línea de relación familiar que aún teníamos; después de discutir y gritar simplemente se marchaba y asumía que nada había sucedió.

Pero hoy no sería así.

— No iras a ningún lado hasta que me expliques qué hiciste. — Volví a cerrar la puerta y la tomé por las muñecas.

—¿En verdad quieres saberlo?. — Dibujó una terrible sonrisa en sus labios. — Solo tenía que jugar, hermanita.

— ¿Jugar? Deja de decir idioteces.

— ¿Qué pasaría si lo vieras con tus mismos ojos, Odette?. Si tanto te interesa saber por qué desaparecí por tantos días, deberías seguirme para la próxima vez que lo haga.