Capítulo 2 - Lluvia 2

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No tardó mucho en llegar frente a una casa blanca de dos pisos, con árboles altos y enredaderas que cubrían cada costado de la casa. La lluvia había cesad, los minutos parecían pasar lentamente y Ayruetl comenzaba a sentirse más y más ansioso, quería hacer algo pero no sabía cómo y sólo podía mirar a la ventana del segundo piso con sentimientos encontrados.

Después de 10 minutos de espera, la puerta de la entrada se abrió y de la puerta un muchacho de tez apiñonada clara, cabello oscuro y ondulado, se asomó con cautela.

- ¿Vas a seguir parado frente a mi puerta? – Ayruetl lo observó con asombro. – Entra – dijo el otro haciéndose a un lado. Ayruetl lo siguió y ambos cerraron la puerta en silencio.

El muchacho de la casa, aún con pijama se acercó a la estufa de la cocina y puso una jarra llena de agua a hervir.

- Siéntate – le dijo a Ayruetl cuando éste entró de igual modo a la cocina sin decir ni una palabra. - ¿Qué haces a las 4 de la mañana aquí frente a mi casa?

- ¿Cómo sabías que estaba frente a tu casa? – preguntó Ayruetl mientras veía como el vapor comenzaba ligeramente a elevarse hacia el techo, el otro chico, no volteó y con cuidado comenzó a poner las hojas de té de limón después de asegurarse de que el agua ya hervía. Hubo un silencio un poco largo hasta que el muchacho respiró hondo.

- No dejabas dormir. – Ayruetl lo miró con el ceño fruncido.

- ¿Eh?

- Sabía que estabas frente a mi casa, cuando llegaste lo sentí pero, por alguna extraña razón, tu presencia era más fuerte de lo normal..., me despertó. – dijo con cautela sin voltearse, parecía muy concentrado en las llamas de la estufa, las veía bailar y eso lo calmaba.

Ayruetl abrió más los ojos, "¿su presencia?" "¿a qué se refería?, el chico tragó saliva, asimilaba todo muy rápido, había mucha información entrando rápidamente a su cerebro que no podía concentrarse con facilidad y comenzó a sentirse aún más solo, quería llorar pero en ese momento sentía los ojos demasiado hinchados.

- ¿A qué viniste? – preguntó el otro chico mientras tomaba una taza de la repisa de arriba y comenzaba a verter el té de la jarra. Sabía que su amigo estaba agitado pero esperaba que el té ayudara en algo y comenzaba a lamentarse que lo único que hubiera fueran hojas de limón.

- Tus padres ¿dónde están?

- Aún siguen en el hospital, al parecer muchas personas se enfermaron hoy. – Ayruetl contuvo la respiración un momento.

- Seri... ¿Podrías voltear y verme? Tengo miedo y no sé cómo decirte las cosas.

Sertletl, al escuchar la voz preocupada de su amigo, se sobresaltó y volteó con tal rapidez que casi tiraba el agua caliente de la taza en el piso y lo que vio casi lo hacía tirar la taza. Ahí frente a él, había un muchacho de tez blanca y ojos plateados, con marcas casi imperceptibles en el dorso de ambas manos, en medio de la clavícula y en la frente.

- No entiendo cómo sucedió – dijo Ayruetl con voz temblorosa y observó las reacciones de su amigo pasmado frente a él.

Sertletl dejó la taza sobre la mesa, trataba de asimilar lo que estaba viendo.

- Esto... ¿acaba de suceder?

- Desperté con un fuerte dolor, algo que jamás había sentido, tengo demasiado miedo, pensé que me estaba muriendo, escuchaba y sentía cosas que no creía posible percibir, y pensaba en tantas cosas, tantas cosas pasaban por mi cabeza, quería que pararan, era como obtener demasiada información de golpe. Cuando pude respirar, quise confirmar lo que me había pasado, y las marcas fueron mi respuesta pero – Ayruetl paró un minuto para tragar saliva y después continuar. – Sertletl, tengo miedo de mi padre, tengo miedo de que vea lo que soy, tengo miedo de convertirme en uno más en su lista. Sé lo que soy y sé que también lo sabes.

Ambos chicos dirigieron su mirada al suelo. Sertletl se llevó la mano a la cabeza, su amigo estaba en peligro, y sus pensamientos se hallaban estancados, tanto que no pudo responder, Ayruetl decidió entonces preguntarle algo más.

- Seri, ¿cómo supiste que estaba ahí? ¿a qué te refieres con presencia? – en medio de tanta confusión algo se asomó dentro de sus pensamientos, Sertletl sabía que él estaba ahí, dijo que su presencia había cambiado, sabía que algunas personas detectaban las presencias, ¿pero a esa magnitud? A menos que... - ¿Seri?

Sertletl se dio cuenta de lo que pasaba por la cabeza de su amigo, entendía lo que decía su amigo, entendía todo, pero no creía que su amigo se convirtiera en eso, en eso que también él era.

- ¿Seri?

- El día que cumplí 14, ¿recuerdas que había ido con mis padres de viaje?

- Sí, fuiste con ellos.

- Fui porque había comenzado a interesarme en todo esto de la medicina, quería aprender, y ese día, el de mi cumpleaños, ellos no estaban, yo estaba en la tienda, leyendo un libro cuando el dolor comenzó, no podía respirar con normalidad, voces, y demasiado calor, todo al mismo tiempo, cada parte de mi cuerpo ardía como si estuviera poniéndolo frente al fuego. A partir de ese día no volví a sentir las cosas del mismo modo, fue como si todo se volviera claro, y ligero.

- ¿Cómo es que no me di cuenta? ¿pasaste por todo eso y no me dijiste?


- ¿Querías que te dijera cuando tu papá es un cazador? ¿Cuándo tú lo admirabas tanto que querías seguir sus pasos? – Ayruetl evitó la mirada de Sertletl. Al final, tuve bastante tiempo para acoplarme antes de que alguien se diera cuenta que yo ya no percibía las cosas como la mayoría, así que no hubo mucho problema.

Ayruetl volteó al suelo y suspiró.

- Quisiera tener tiempo. – Volteó a ver a su amigo que lo miraba expectante. – Pasaste por todo eso, no sabía. Discúlpame.


- No es tu culpa, no es algo que pudieras evitar. - Sertletl se detuvo un momento mientras movía los dedos ligeramente. - ¿Tienes pensado en lo que harás? , digo, en unas cuantas horas vendrán por ti, al terminar el evento.

Ayruetl se levantó de la mesa dejando la taza intacta y miró por la ventana, la que quedaba de frente por donde parecía que saldría el sol, los tonos ligeramente rosas comenzaban a aparecer en el horizonte.

- No tengo idea de lo que haré, pero ya no tengo tiempo.- Miró a Sertletl, y tomó la taza de té. Observó cómo las ondas del líquido viajaban por toda la superficie, rápidamente y con delicadeza antes de terminar de tomarlo. - Tengo miedo, no quiero ver a mi papá pero ya tengo que irme, ya casi despiertan mi mamá y mi abuelo. Gracias por el té - dijo Ayruetl con tristeza y salió de la casa.

Sertletl observaba cómo Ayruetl cerraba la puerta y se dirigía cuesta arriba dónde se encontraba su casa. Tenía miedo por su amigo, conocía la fama que tenía el padre de Ayruetl y eso hacía que un escalofrío viajara por su cuerpo hasta la punta de sus dedos. Al menos él estaría a salvo en el pueblo, pero las cosas eran muy inciertas para su amigo.


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¡Hola hola! Espero les guste el capítulo. ¿Vieron que cambié la portada? ¿Qué portada les gusta más? ¿Esta o la otra? 

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