Una segunda oportunidad (Kanojo Okarishimasu)

3- Vestigios Del Pasado.

Pov. Kazuya Kinoshita

Tristeza...

Eso es lo que siento en el ambiente, lo que siento al ver a mis seres queridos con lagrimas deslizándose por sus mejillas; lo que siento al ver el ataúd que tengo frente a mi. Este día lo recuerdo muy bien.

Fue el funeral de mi abuelo.

Vi a mis padres más cerca del ataúd, mi padre, como siempre, tenía una expresión séria en su rostro, pero podía notar que estaba haciendo su mejor esfuerzo por ocultar su tristeza, además, podia notar un debil tono rojizo alrededor de sus ojos, aunque fuera dificil de distinguir por sus lentes; él nunca fue de expresar muchas emociones, pero es inevitable para un hijo no estar triste por la muerte de su padre.

A su derecha, estaba mi madre recostada de su hombro y aferrada a él como si esta fuera a caerse si lo soltara; en su cara se podía notar que estuvo llorando recientemente, pues el tono rojizo alrededor de sus ojos era más fuerte que el de mi padre; a pesar de no ser su hija, ella quería a mi abuelo como si hubiese sido su propio padre, mi abuelo también la amó como si fuese su propia hija.

Solo faltaba mi abuela, empecé a buscarla entre los familiares y amigos de la familia del lugar; fue cuando vi a todas las personas que había en el lugar que pude contabilizar cuanta gente quería a mi abuelo; su forma de ser, su pasión y amor por los licores conecto a todas estas personas.

Su amor por los licores...

Mi abuelo desde que era joven pasaba horas en licorerias locales de Nerima cuando salía de su universidad; un día, decidió buscar trabajo en una; gracias a sus conocimientos, no se le hizo difícil y logró conseguir un puesto en la mejor licoreria de Nerima. Trabajó allí por años aumentando así su increíble pasión por estos últimos; incluso, mis abuelos se conocieron en aquella licorería cuando mi abuela quería regalarle un licor a mi bisabuelo, pero esta no tenía muchos conocimientos al respecto, así que no sabía que regalarle; mi abuelo gustosamente la ayudó a escoger asombrando a mi abuela por todo el conocimiento que este tenía sobre los licores. Esto terminó uniéndolos y el resto pues, es historia.

Mi abuela convenció a mi abuelo de abrir su propia licorería y juntos se han encargado de ella durante años. Mi abuelo contagio su amor por los licores a mi abuela, y ambos se lo inculcaron a mi padre, quien actualmente es que se encarga de la tienda junto a mi madre. Luego nací yo; no desarrollé esa pasión de mis abuelos y mi padre por los licores, no es que no me gustan, sino que no siento tanta pasión por ellos, cuando le conté a mis padres ellos lo desestimaron y afirmaron que mientras fuera creciendo y aprendiendo sobre cómo se manejaba la tienda y acerca de los licores empezaría a comprender la razón por la que esa tienda de licores significa tanto para ellos.

Cuando por fin me llevaron a la tienda me senti emocionado, ver a mis padres y abuelos esforzarse tanto por una tienda fue asombroso, pero aun así no entendia qué es lo que los motivaba o les hacia amar tanto ese lugar, esa tienda de licores. Mi abuelo era quien más se esforzaba porque todo estuviera en orden, verlo hacer el inventario atender a los clientes y dar recomendaciones de licores llenaba de vida ese lugar, me encantaba pasar tiempo con mi abuelo, era como un segundo padre para mi y me encantaba ir a la tienda porque podia pasar mas tiempo con él y aprender mas de él.

Lamentablemente, su tienda era pequeña, a pesar de todos los años que mis abuelos y después mis padres invirtieron allí, nunca llegó a ser más que una simple tienda de licores, me dolía ver a mis abuelos y padres esforzarse tanto por aquella tienda, cuando no estaba destinada a ser más que eso, y ese sentimiento no hizo más que crecer el día que mi abuelo enfermó; todo indicaba que era por causas naturales, ya estaba muy viejo al igual que mi abuela como para seguir esforzandose tanto, su enfermedad no llegó por culpa de trabajar en la tienda, pero un yo más joven e inmaduro siempre creyó que esto último, lo empeoró. Mi abuelo nunca mejoró pero nunca perdió ese brillo característico que irradiaba a los demás... hasta que simplemente no pudo más... y falleció.